jueves, 9 de junio de 2011

MORIHEI UESHIBA - EL ARTE DE LA PAZ


ENSEÑANZAS DEL
FUNDADOR DEL AIKIDO
INTRODUCCIÓN
Morihei Ueshiba (1883-1969) fue el más grande
maestro de artes marciales de la historia. Aun siendo
un anciano de ochenta años, podía desarmar a
cualquier enemigo, vencer a cualquier número de
atacantes e inmovilizar a un oponente con un solo
dedo. Aunque invencible como guerrero, Morihei era
sobre todo un hombre de paz que detestaba las
peleas, la guerra y toda clase de violencia. Su camino
era el Aikido, que puede ser traducido como “ El Arte
de la Paz”.
El Arte de la Paz es un ideal, pero se desarrolló en la
vida en muchos frentes. En su juventud Morihei sirvió
en la infantería en la guerra ruso- japonesa; luego
enfrentó a piratas y bandidos durante una aventura en
Mongolia y después de dominar varias artes
marciales, fue instructor de las academias militares de
elite en Japón. Sin embargo, durante toda su vida,
Morihei sentía una dolorosa inquietud por las luchas y
enfrentamientos que plagaban su mundo; las batallas
de su padre con políticos corruptos y sus mercenarios,
la devastación de la guerra y la brutalidad de los
líderes militares de su país.
Morihei se encontraba en una búsqueda espiritual y
tuvo tres visiones que lo trasformaron. La primera
ocurrió en 1925, cuando tenía 42 años. Después de
vencer a un espadachín de alto rango al evitar todos
sus avances y cortes (Morihei estaba desarmado),
salió a su jardín. “De pronto, la tierra temblo. Un vapor
dorado surgió del suelo y me envolvió. Me sentí
transformado en una imagen dorada y mi cuerpo
parecía tan liviano como una pluma. Repentinamente
comprendí la naturaleza de la creación; el Camino del
Guerrero debe manifestar el Amor Divino, un espíritu
que abraza y nutre a todas las cosas. Lágrimas de
gratitud y de gozo corrían por mis mejillas. Vi a la
tierra entera como mi hogar, al sol, la luna y las
estrellas como íntimos amigos. Todo apego a las
cosas materiales se desvaneció”.
La segunda visión tuvo lugar en diciembre de 1940.
“Alrededor de las dos de la mañana, mientras
practicaba una purificación ritual, olvidé de pronto
todas las técnicas de arte marcial que había
aprendido. Todas las técnicas que mis maestros me
habían transmitido aparecieron completamente
renovadas. Ahora, eran de vínculos para el cultivo de
la vida, el Conocimiento, la Virtud y el Sentido común
en vez de recursos para derribar e inmovilizar a la
gente.”
La tercera visión sucedió en 1942, durante la peor de
las batallas de la segunda guerra mundial y en uno de
los períodos más oscuros de la historia humana.
Morihei vio un Gran Espíritu de la Paz, un sendero que
podría conducir a la eliminación de toda lucha y a la
reconciliación de la humanidad. “El Camino del
Guerrero ha sido mal interpretado como medio de
matar y destruir a otros. Aquellos que buscan
competencia cometen un grave error. Golpear,
lastimar o destruir es el peor pecado que un ser
humano puede cometer. El verdadero Camino del
Guerrero debe impedir la matanza, es el Arte de la
Paz, el poder del amor”. A partir de ese momento,
Morihei se retiró al campo y dedicó cada minuto de su
vida a refinar y difundir el Aikido, el Arte de la Paz.
A diferencia de los autores clásicos antiguos de
guerreros como El arte de la guerra y El libro de los
cinco anillos, que aceptan la inevitabilidad de la guerra
y enfatizan la estrategia astuta como medio de llegar a
la victoria, Morihei comprendió que la lucha continua
-con otros, con nosotros mismos y con el medio
circundante –arruinaría la tierra. “El mundo seguirá
cambiando dramáticamente pero la lucha y al guerra
pueden destruirnos totalmente. Lo que ahora
necesitamos son técnicas de armonía y no de
enfrentamiento. Se requiere el Arte de la Paz y no el
Arte de la Guerra”. Morihei enseño el Arte de la Paz
como una disciplina creativa del cuerpo y de la mente,
como un medio práctico de manejarse ante la agresión
y como un medio de vida que alimenta el coraje, la
sabiduría, el amor y al amistad. Interpretaba el Arte de
la Guerra en el sentido más amplio posible y creía que
su principio de reconciliación, armonía, cooperación y
empatía podía ser aplicado valerosamente a todos los
desafíos que la vida nos presenta en las relaciones
personales, en la interacción con la sociedad, en el
trabajo y en los negocios y en la relación con la
naturaleza. Todo hombre puede ser un guerrero por la
paz.
Aunque el Aikido se originó con Morihei en Japón,
intenta ser un don para toda la humanidad. Algunos
han elegido, o elegirán en el futuro, el Aikido como su
propio camino particular, practicándolo a su vida
cotidiana. Muchos más han sido y serán, espero,
inspirados por el mensaje Universal del Arte de la Paz
y sus implicaciones para nuestro mundo.
¡La divina belleza
Del cielo y tierra!
Toda la creación,
Miembros de
Una familia.
Las citas en este libro han sido compiladas de las
charlas reunidas de Morihei, de sus poemas y
caligrafías y de la tradición oral.
El término ki (ch’i en chino) aparece en algunos
lugares; se refiere a la energía sutil que impulsa
universo, la vitalidad que impregna la creación y que
mantiene a todas las cosas juntas.
El Arte
De la Paz
El arte de la paz comienza contigo. Trabaja sobre ti
mismo y con la tarea que te ha sido asignada en el
Arte de la Paz. Todos tenemos un espíritu que puede
ser refinado, un cuerpo que puede ser entrenado de
cierta manera, un sendero conveniente para seguir.
Estás aquí con el sólo propósito de darte cuenta de tu
divinidad interior y manifestar tu iluminación innata.
Alimenta la paz en tu propia vida y luego aplica el arte
a todo lo que encuentres.
No son necesarios edificios, dinero, poder o prestigio
para practicar el Arte de la Paz. El cielo está
exactamente allí donde te hallas y ese es el lugar para
entrenarse.
Todas las cosas, materiales y espirituales, surgen de
una misma fuente y están relacionadas como si
formaran una familia. El pasado, el presente y el futuro
están contenidos en la fuerza de la vida. El universo
emergió y se desarrollo desde una fuente única, y
nosotros evolucionamos a través del proceso óptimo
de unificación y armonización.
El Arte de la Paz es la medicina para un mundo
enfermo. En el mundo existen el mal y el desorden
porque la gente ha olvidado que todas las cosas
emanan de una sola fuente. Regresa a esa fuente y
deja atrás todo pensamiento autocentrado, todo deseo
mezquino y toda ira. Aquellos que poseídos por la
nada poseen todo.
Si no te has unido
A la verdadera vacuidad,
Nunca comprenderás
El Arte de la Paz
Arte de la Paz funciona en todas partes en la tierra,
desde la vastedad del espacio hasta la más pequeña
planta o el más pequeño animal. La fuerza de la vida
lo penetra todo y su fortaleza es limitada. El Arte de la
Paz nos permite percibir y recurrir a esa enorme
reserva de energía universal.
Ocho fuerzas sostienen la creación:
Movimiento y quietud,
Solidificación y fluidez,
Extensión y contracción,
Unificación y división.
La vida es crecimiento. Si detenemos el crecimiento,
técnica y espiritualmente, somos tan útiles como
cadáveres. Arte de la Paz es la celebración del enlace
del cielo, la tierra y la humanidad. Es todo lo
verdadero, lo bueno y bello.
Una y otra vez será necesario que te retires entre
montañas profundas y valles ocultos para restablecer
tu lazo con la fuente de vida. Inspira y déjate elevar a
los confines del universo; espira y deja al cosmos
regresar dentro de ti. Luego aspira toda la fecundidad
y vitalidad de la tierra. Por último, combina el aliento
del cielo y el aliento de la tierra con el tuyo propio,
transformándote en el Aliento mismo de la Vida.
Todos los principios del cielo y de la tierra están vivos
dentro de ti. La vida misma es la verdad y esto nunca
cambiará. Todo, en el cielo y en la tierra, respira. La
respiración es el hilo que ata a la creación y la
mantiene unida. Cuando la miríada de variaciones de
la respiración universal pueden ser percibidas, nacen
las técnicas individuales del Arte de la Paz.
Considera el flujo y reflujo de la marea. Cuando las
olas vienen a golpear la orilla, se alzan y caen
provocando un sonido. Tu respiración debería seguir
el mismo patrón, absorbiendo el universo entero en tu
vientre con cada inhalación. Debes saber que todos
tenemos acceso a cuatro tesoros: La energía del sol y
la luna, la respiración del cielo, la respiración de la
tierra y el flujo y reflujo de la marea.
Aquellos que practican el Arte de la Paz deben de
proteger los dominios de la Madre Naturaleza, divino
reflejo de la creación, y mantenerla bella y fresca. La
calidad del guerrero da origen a la belleza natural. Las
técnicas sutiles de un guerrero surgen tan
naturalmente como aparecen la primavera, el verano,
el otoño y el invierno. La calidad del guerrero no es
otra cosa que la vitalidad que sustenta toda vida.
Cuando la vida es victoriosa, hay nacimiento; cuando
impedida, hay muerte. El guerrero está
permanentemente dedicado a una lucha de vida o
muerte por la Paz.
Contempla las obras de este mundo, escucha las
palabras del sabio y toma todo lo que es bueno como
propio. Con esto como base, abre tu propia puerta a la
verdad. No desprecies la verdad que está justo ante ti.
Observa cómo fluye el agua en el arroyo de un valle,
suave y libremente entre las rocas. Aprende también
de los libros sagrados y de la gente sabia. Cada cosa -
incluyendo ríos y montañas, plantas y árboles -
debería ser tu maestro.
Crea cada día nuevamente vistiéndote con cielo y
tierra, bañándote con sabiduría y amor colocándote en
el corazón de la Madre Naturaleza.
No dejes
De aprender de
La voz pura del
Arroyo de montaña
Que fluye eternamente
Salpicando las rocas.
La Paz se origina con el fluir de las cosas, su corazón
es como el movimiento del viento y de las olas. El
Camino es como las venas que hacen circular la
sangre a través de nuestros cuerpos, siguiendo el
curso natural de la fuerza de la vida. Si estás
separado siquiera un poco de la esencia divina, estás
lejos del Sendero.
Tu corazón está lleno de semillas fértiles esperando
brotar. Del mismo modo que una flor de loto surge del
lodo para florecer en todo su esplendor, la interacción
de la respiración cósmica hace florecer el espíritu para
que dé fruto en este mundo.
Estudia las enseñanzas del pino, del bambú y del
pimpollo de ciruelo. El pino está siempre verde,
firmemente enraizado y es venerable. El bambú es
fuerte, resistente a inquebrantable. El pimpollo de
ciruelo es vigoroso, perfumado y elegante.
Mantén siempre tu mente tan luminosa y clara como
el vasto cielo, el gran océano y el pico más alto, vacía
de todo pensamiento. Mantén siempre tu cuerpo lleno
de luz y calor. Llénate a ti mismo con le poder de la
sabiduría y la iluminación.
Tan pronto como te ocupas del “bien” y el “mal” de
tus semejantes, creas una abertura en tu corazón por
la que entra la malicia. Examinar, competir y criticar a
otros te debilita y te derrota.
El brillo penetrante de las espadas
Sostenidas por los seguidores del camino
Golpea al malvado enemigo
Escondido en el interior profundo
De sus propios cuerpos y almas.
El Arte de la Paz no es fácil. Es una lucha hasta el fin,
la matanza de los malos deseos y de la falsedad
interior. En algunas ocasiones, la Voz de la Paz
resuena como un trueno, sacudiendo a los seres
humanos y sacándolos de su letargo.
Clara como el cristal,
Aguda y brillante,
La espada sagrada
No admite sitio
Para alojar al mal.
Para practicar adecuadamente el Arte de
la Paz, debes:
Calmar el espíritu y retornar
a la fuente.
Eliminar toda malicia, egoísmo y deseo
para limpiar el cuerpo y el espíritu.
Sentir eterna gratitud por los dones
recibidos del universo, de tu familia,
de la Madre Naturaleza
y de tus semejantes.
El Arte de la Paz esta basado en Cuatro Grandes
Virtudes: Valor, Sabiduría, Amor y Amistad,
simbolizadas por el Fuego, el Cielo, la Tierra y el
Agua.
La esencia del Arte de la Paz es limpiar tu ser de
malicia, armonizar con tu ambiente y despejar tu
Sendero de todos los obstáculos y barreras.
La única cura par el materialismo es la limpieza de
los seis sentidos (ojos, oídos, nariz, lengua, cuerpo y
mente). Si los sentidos están obstruidos, la percepción
se enturbia. Cuanto más turbia la percepción, más se
contaminan los sentidos. Esto crea desorden en el
mundo y ese es el mal más grande. Refina tu corazón,
libera los seis sentidos y déjalos funcionar sin
obstrucciones, y tu cuerpo y alma enteros brillarán.
Toda vida es una manifestación del espíritu, la
manifestación de amor. Y el Arte de la Paz es la forma
más pura de ese principio. Un guerrero es
responsable de detener toda discusión y toda lucha. El
amor universal funciona de formas diversas; a cada
manifestación se le debe permitir libre expresión. El
Arte de la Paz es verdadera democracia.
Todos y cada uno de los maestro, sin importar época
o lugar, recibieron la llamada y alcanzaron la armonía
con el cielo y la tierra. Hay muchos senderos que
llevan a la cima del Monte Fuji, pero hay una sola
cumbre: el amor.
La lealtad y la devoción hacen al valiente. La valentía
conduce al espíritu de sacrificio. El espíritu de
sacrificio genera confianza en el poder del amor.
La economía es la base de la sociedad. Cuando la
economía es estable la sociedad se desarrolla. La
economía ideal une lo espiritual y lo material, y las
mejores mercancías con las cuales comerciar son la
sinceridad y el amor.
El Arte de la Paz no se apoya en armas ni en la
fuerza bruta para triunfar; en lugar de eso nos
afinamos con el universo, mantenemos la paz en
nuestros ámbitos, nutrimos la vida y evitamos la
muerte y la destrucción. El verdadero significado de la
palabra samurai es aquel que sirve y adhiere al poder
del amor.
Alberga y refina
El espíritu del guerrero
Mientras prestas tu servicio en el mundo;
Ilumina el Sendero
De acuerdo a la luz interior.
El Sendero de la Paz es extremadamente vasto;
refleja el propósito de ambos mundos, el manifiesto y
el oculto. El guerrero es el templo viviente de lo divino,
el que está al servicio de ese propósito.
Tu mente debería armonizar con el funcionamiento
del universo; tu cuerpo, con el movimiento del
universo; cuerpo y mente formando una unidad que se
unifica con la actividad del universo.
A pesar de que nuestro Sendero es completamente
diferente de las artes guerreras del pasado no es
necesario abandonar totalmente los modos antiguos.
Absorbe las tradiciones venerables en el nuevo Arte
revistiéndolas con prendas frescas y construye sobre
estilos clásicos para crear mejores formas.
El entrenamiento diario en el Arte de la Paz hace que
tu divinidad interior brille cada vez más. No te ocupes
de lo bueno y lo malo de los otros. No estés haciendo
cuentas, actúa con naturalidad. Mantén tu mente
dirigida al Arte de la Paz, y no critiques otras
enseñanzas o tradiciones. El Arte de la Paz no
restringe, ni limita ni pone trabas a ninguna cosa. Lo
abraza todo y todo lo purifica.
Practica el Arte de la Paz con sinceridad, y los malos
pensamientos y malas acciones desaparecerán
naturalmente. El único deseo que debe permanecer es
la sed por capacitarse cada vez más en el Sendero.
Los que han alcanzado la iluminación nunca cesan
de trabajarse a sí mismos. La comprensión de tales
maestros no puede expresarse en palabras o en
teorías. Las acciones más perfectas son el eco de
patrones que se encuentran en la naturaleza.
Día tras día
Adiéstrate a ti mismo,
Refinando tu técnica:
¡Usa el Uno para atacar lo Múltiple!
Esa es la disciplina del guerrero.
El camino del Guerrero
No se puede abarcar
Con palabras o por carta
¡Capta la esencia
Y avanza hacia la comprensión!
El propósito del entrenamiento es tensar lo flojo,
fortalecer el cuerpo y pulir el espíritu.
El hierro está lleno de impurezas que lo debilitan; la
forja lo transforma en acero y hace de él una espada
filosa. Los seres humanos se desarrollan del mismo
modo.
Desde tiempos antiguos
El valor y el conocimiento
Han sido los dos pilares del Sendero:
A través de la virtud del entrenamiento,
Ilumina tu cuerpo y tu espíritu.
Los instructores sólo pueden impartir fragmentos de
enseñanza. Los misterios del Arte de la Paz surgen a
la vida a través de tu propia abnegada práctica.
El camino del Guerrero se basa en la humanidad, el
amor y al sinceridad; el corazón del valor marcial es
verdadera valentía, sabiduría, amor y amistad.
Acentuar los aspectos corporales de la calidad del
guerrero es inútil, porque el poder del cuerpo siempre
es limitado.
El verdadero guerrero siempre cuenta con tres
armas: la radiante espada de la pacificación; el espejo
de la valentía, la amistad y la sabiduría; y la piedra
preciosa de la iluminación.
El corazón del humano no se diferencia del alma de
cielo y tierra. En tu práctica ten siempre presente la
interacción de cielo y tierra; agua y fuego, yin y yang.
El Arte de la Paz es el principio de la no resistencia.
Porque no es resistente, cuenta desde el comienzo
con la victoria. Los que tienen malas intenciones o
pensamientos pendencieros son derrotados
instantáneamente. El Arte de la Paz es invencible
porque contra nada lucha.
En el Arte de la Paz no hay contiendas. El verdadero
guerrero es invencible porque no lucha con nadie.
Vencer significa derrotar la idea de disputa que
albergamos en nuestra mente.
Herir a un oponente es herirte a ti mismo. El Arte de
la Paz es controlar la agresión sin producir daños.
El guerrero totalmente despierto puede utilizar
libremente todos los elementos contenidos en cielo y
tierra. El verdadero guerrero aprende a percibir
correctamente la actividad del universo y a transformar
las técnicas marciales en vehículos de pureza, bondad
y belleza. La mente y el cuerpo del guerrero deben
estar impregnadas de profunda calma y luminosa
sabiduría.
Practica siempre el Arte de la Paz con vitalidad y
alegría.
Es necesario desarrollar una estrategia que utilice
todas las condiciones físicas y los elementos que
están al alcance de la mano. La mejor estrategia se
apoya en un conjunto ilimitado de respuestas.
Una buena postura refleja la actitud correcta de la
mente.
La clave de la técnica es mantener manos, pies y
caderas derechos y centrados. Si estás centrado,
puedes moverte con libertad. El centro de tu cuerpo es
el vientre; si tu mente también está allí, tienes la
victoria asegurada en toda acción.
Muévete como un haz de luz
Vuela como el rayo,
Golpea como el trueno,
Gira en círculos alrededor
De un centro firme.
Las técnicas emplean cuatro cualidades que reflejan
la naturaleza de nuestro mundo. Según las
circunstancias debes ser: duro como el diamante,
flexible como el sauce, de suave fluir como el agua, o
tan vacío como el espacio.
Si tu oponente te ataca con fuego, responde con
agua, hazte totalmente móvil y de libre fluir. El agua,
por su naturaleza, nunca choca con nada ni se
quiebra. Por el contrario, absorbe todo ataque y queda
indemne.
Funcionando en armonioso conjunto, la derecha y la
izquierda dan origen a todas las técnicas. La mano
izquierda se apodera de la vida y la muerte; la mano
derecha las controla. Las cuatro extremidades del
cuerpo son los cuatro pilares del cielo, y manifiesta las
ocho direcciones, Yin y Yang, exterior e interior.
Manifiesta yang
Con tu mano derecha
Equilibrándolo con
El yin de tu izquierda,
Y guía a tu compañero.
Las técnicas del Arte de la Paz no son rápidas ni
lentas, no están afuera ni adentro. Están más allá de
tiempo y espacio.
Brota de la Gran Tierra;
Alzate como las Grandes Olas,
Enraízate como un árbol, descansa como
una roca;
Usa el Uno para atacar Todo.
¡Aprende y olvida!
Cuando se adelanta un oponente, enfréntalo y
salúdalo; si intenta retroceder déjalo seguir su camino.
El cuerpo debería ser triangular, la mente circular. El
triángulo representa la generación de energía y es la
postura física más estable. El círculo simboliza
serenidad y perfección, la fuente ilimitada de técnicas.
El cuadro representa la solidez, la base del control.
Trata siempre de estar en comunión con cielo y
tierra; de este modo el mundo se presentará en su
verdadero aspecto. La presunción se desvanecerá y
podrás armonizar con cualquier ataque.
Si tu corazón es amplio como abarcar a tus
adversarios, puedes ver a través de ellos y evitar sus
ataques. Una vez que los has abarcado, serás capaz
de guiarlos por el camino que cielo y tierra te han
señalado.
Libre de toda debilidad,
No tendiendo a ignorar
El crudo ataque
De tus enemigos:
¡Osa y actúa!
No encares este mundo con temor y rechazo.
Afronta con valor todo lo que los dioses te ofrecen.
Cada día de la vida humana contiene ira y alegrías;
dolor y placer; luz y oscuridad, crecimiento y
decadencia. Cada momento está marcado con el gran
propósito de la naturaleza; no trates de oponerte o
negar el orden cósmico de las cosas.
Las técnicas de la Paz,
Protectoras de este mundo
Y guardianas del Camino
De los dioses y los Budas,
Nos capacitan para hacer frente
a todos los desafíos.
La vida misma es siempre una prueba. Al adiestrarte,
debes ponerte a prueba y refinarte para poder afrontar
los grandes desafíos de la vida. Trasciende los límites
de la vida y la muerte, y entonces serás capaz de
enfrentar con calma y seguridad cualquier crisis que
se te presente.
Agradece siempre, incluso las derrotas, las penurias
y a las personas malas. Aprender a moverse con tales
obstáculos es una parte esencial del entrenamiento en
el Arte de la Paz.
El fracaso es la clave del éxito.
Cada error nos enseña algo.
En situaciones extremas, el universo entero se
transforma en nuestro enemigo; en momentos tan
críticos, la unidad de mente y técnica es esencial: ¡no
permitas que tu corazón titubee!
En el momento
En que un guerrero
Confronta al enemigo,
Todas las cosas
Caen bajo el foco de su mirada.
Aun cuando te reclame
Un solo enemigo,
Permanece en guardia,
Porque siempre estás rodeado
Por legiones de enemigos.
El Arte de la Paz es completar lo faltante.
Para poder iluminar el Sendero es necesario estar
preparado para recibir el noventa y nueve por ciento
del ataque enemigo y enfrentar el rostro de la muerte.
En nuestras técnicas entramos completamente, nos
mezclamos en totalidad y controlamos con firmeza un
ataque. La fuerza se encuentra cuando el Ki es
estable y está concentrado; la confusión y la malicia
surge cuando el Ki se estanca.
Existen dos tipos de Ki: el mundano y el Ki verdadero.
El Ki mundano es pesado y denso; el Ki verdadero es
liviano y versátil. Para desempeñarse bien, debes
liberarte del Ki mundano e impregnar tus órganos con
Ki verdadero. Esta es la base de una técnica
poderosa.
En el Arte de la Paz nunca atacamos. Atacar es
prueba de que uno está fuera de control. Nunca
huyas del desafío, pero no trates de eliminar o
controlar a un oponente de manera antinatural. Deja
que los atacantes se acerquen del modo en que
quieran y mézclate con ellos. Nunca persigas a un
oponente. Reorienta todo ataque y mantente
firmemente atrás.
Al verme frente a él,
El enemigo ataca,
Pero para ese momento
Ya me encuentro firme
Y seguro detrás de él.
Cuando te atacan, unifica las partes superior, media
baja de tu cuerpo. Entra, gira y mézclate con tu
oponente, frente y espalda, derecha e izquierda.
Tu espíritu es el verdadero escudo.
Continuamente los oponentes nos confrontan, pero
en realidad no hay allí oponente alguno. Entra
profundamente en el ataque y neutralízalo atrayendo
la fuerza que va en dirección errada hacia tu propia
esfera.
No mires fijamente los ojos de tu oponente: podría
hipnotizarte. No fijes tu mirada en su espalda: podría
intimidarte. No enfoques la mirada en tu oponente:
podría absorber tu energía. La esencia del
adiestramiento es atraer completamente a tu oponente
dentro de tu esfera. Entonces podrás situarte donde
desees.
Hasta el más poderoso de los seres humanos tiene
una esfera de fuerza limitada. Sácalo de esa esfera y
atráelo a la tuya; su fuerza se disipará.
A izquierda y derecha,
Evita todos
Los cortes y paradas.
¡Capta los pensamientos de tu oponente
Y disípalos!
El verdadero Arte de la Paz es no sacrificar uno solo
de tus guerreros para vencer al enemigo. Derrota a tus
enemigos manteniéndote siempre en una posición
inatacable a salvo; entonces, no habrá pérdidas en
ningún bando. El Camino del Guerrero, el Arte de la
Política, es detener el conflicto antes de que se inicie.
Consiste en derrotar al adversario espiritualmente,
haciéndole ver la locura de su acción. El Camino del
Guerrero es establecer la armonía.
Domina las técnicas divinas
Del Arte de la Paz,
Y no habrá enemigo
Que se atreva a desafiarte.
En tu adiestramiento, no te apresures, ya que
dominar lo básico y llegar al primer peldaño lleva un
mínimo de diez años. Nunca te imagines ser maestro
de la perfección que todo lo conoce; debes continuar
tu entrenamiento diario junto a tus amigos y discípulos
y progresar juntos en el Arte de la Paz.
El progreso llega
A aquellos que
Se adiestran ininterrumpidamente;
Confiar en técnicas secretas
No te llevará a ninguna parte.
Jugar con una
Y otra técnica
Es de poca utilidad,
¡Actúa con decisión
Y sin reservas!
Si percibes verdadera forma de cielo y tierra, verás
con claridad tu forma verdadera. Cuando ves con
claridad un determinado principio, puedes ponerlo en
práctica. Después de cada aplicación práctica,
reflexiona sobre tus esfuerzos. Progresa
constantemente, de este modo.
El Arte de la Paz puede resumirse así: La verdadera
victoria es la victoria sobre sí. ¡Que ese día llegue con
premura¡ La “verdadera victoria” significa coraje
temerario, “victoria sobre sí”, “¡Que ese día llegue con
premura!” representa el momento glorioso del triunfo
en el aquí y ahora.
Arroja fuera de ti los pensamientos que te limitan y
regresa a la verdadera vacuidad. Sitúate en el medio
del Gran Vacío. Este es el secreto del Camino del
Guerrero.
Para poner verdaderamente en práctica el Arte de la
Paz, debes ser capaz de jugar libremente en el reino
manifiesto, en el oculto y en el divino.
Si concibes
El Arte de la Paz,
Este difícil sendero,
Tal como es,
Abarca el círculo del cielo.
Las técnicas del Arte de la Paz cambian
constantemente; cada encuentro es único, y la
respuesta adecuada debe surgir con naturalidad. Las
técnicas de mañana serán diferentes a las de hoy. No
te dejes atrapar por la forma y apariencia de un
desafío. El Arte de la Paz no tiene forma; es el estudio
del espíritu.
Finalmente, debes olvidar las técnicas. Cuanto más
progresas, menos enseñanzas hay. El Gran Sendero
verdaderamente es un No Sendero.
El Arte de la Paz que yo practico tiene sitio para los
ocho millones de dioses del mundo, y yo coopero con
todos ellos. El Dios de la Paz es muy grande y
conjuga todo lo que es divino e iluminado en la tierra.
El Arte de la Paz es una forma de plegaria que
genera luz y calor. Olvida tu pequeño ser, libérate del
apego a todo objeto, y emanarás luz y calor. La luz es
sabiduría; el calor es compasión.
Lo divino no es algo lejano y por encima de nosotros.
Está en el cielo, está en la tierra, está dentro de
nosotros.
Unete al cosmos, y la idea de trascendencia
desaparecerá. La trascendencia pertenece al mundo
profano. Cuando todo vestigio de trascendencia se
desvanece, la persona verdadera –el Ser Divino – se
manifiesta. Vacíate a ti mismo y deja que trabaje lo
Divino.
Lo Divino no desea estar encerrado en un edificio. Lo
Divino anhela el espacio abierto. Está aquí,
precisamente en este cuerpo. Cada uno de nosotros
es un universo en miniatura, un templo viviente.
Cuando reverencias profundamente el universo,
recibes reverencias; cuando pronuncias el nombre de
Dios, resuena en tu interior.
El Arte de la Paz es la religión que no es una religión;
totaliza y completa todas las religiones.
El Sendero es extraordinariamente vasto. Desde
tiempos antiguos hasta el presente, hasta los más
grandes sabios fueron incapaces de percibir y
comprender la verdad completa, las explicaciones y
enseñanzas de santos y maestros sólo expresan una
parte del todo. Nadie puede expresarlo íntegramente.
Simplemente encamínate hacia la luz y el calor,
aprende de los dioses, y a través de la virtud de la
práctica abnegada del Arte de la Paz, hazte uno con lo
Divino.

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