jueves, 9 de junio de 2011

LOS DOCE PRINCIPIOS DEL BUDDHISMO

                                                     


1. La propia salvación es la tarea inmediata de todo hombre. Si un
hombre es herido por una flecha envenenada, no deberá demorar su extracción por
conocer los detalles de quien la disparó o la longitud y forma de la flecha. Siempre
habrá tiempo para aumentar la comprensión de la Enseñanza durante la andadura
del Camino. Mientras tanto, empieza por enfrentarse a la vida, tal como es,
aprendiendo siempre por experiencia personal y directa.
2. El primer hecho de la existencia es la ley del cambio o la
impermanencia. Todo lo que existe, desde una molécula a una montaña o desde un
pensamiento a un imperio, pasa por el mismo ciclo de la existencia: nace, crece,
decae muere. Tan sólo la Vida es continua, en busca siempre de la expresión de
nuevas formas. "La vida es un puente, no construyas una casa sobre ella". La vida es
un proceso de flujo y aquel que se aferra a las formas, por maravillosas que sean,
sufrirá por resistir a la corriente.
3. La ley del cambio se aplica de igual modo al "alma". No hay
principio en el individuo que sea inmortal y sin cambio. Sólo el Innombrable, la
Realidad Ultima está más allá del cambio. Todas las formas de vida, incluyendo al
hombre, son manifestaciones de esa Realidad. Nadie posee la vida que fluye en él
en mayor grado que una bombilla posee la corriente eléctrica que la hace dar luz.
4. El universo es la expresión de la Ley. Todos los afectos tienen
sus causas y el alma humana, o carácter, es la suma total de los actos y
pensamientos previos. El karma, que significa acción−reacción, gobierna toda la
existencia el hombre es el único creador de su destino final. Por el pensamiento y la
acción justos puede purificar gradualmente su naturaleza interna y por propia
realización obtener la liberación de volver a nacer. El proceso comprende grandes
períodos de tiempo, incluso una vida tras otra en la tierra, pero al final cada forma
de vida alcanzará la iluminación.
5. La vida es una e indivisible; aunque sus formas, siempre en
cambio, sean innumerables y perecederas. En realidad no hay muerte, aunque cada
forma deba morir. Del entendimiento de la unidad de la vida nace la compasión, el
sentido de identidad con la vida en otras formas. La compasión se describe como "la
Ley de las leyes −la armonía eterna−", y aquél que rompa esta armonía, sufrirá en
consecuencia y retrasará su propia Iluminación.
6. Siendo la vida Una, los intereses de las partes deben ser los de la
totalidad. En su ignorancia, el hombre piensa que puede lograr el éxito para sus
propios intereses esta energía egoísta, y erróneamente dirigida, produce sufrimiento.
Aprende de su sufrimiento a reducir y finalmente a eliminar la causa. El Buddha
enseñó las Cuatro Nobles Verdades: la omnipresencia del sufrimiento; su causa, el
deseo erróneamente dirigido; la supresión de la causa que es su curación y el Noble
Octuple Sendero del autodesarrollo que conduce al fin del sufrimiento.
7. El Octuple sendero que conduce a la total iluminación
comprende: recta visión o comprensión preliminar, recto propósito, recto modo de
expresión, recta acción, recto medios de vida, recto esfuerzo, recta atención o
desarrollo de la mente y, finalmente recta concentración. Como el Buddhismo es un
camino de vida no simplemente una teoría, es esencial para la propia liberación el
recorrer este Sendero. "Deja de hacer el mal, aprende a hacer el bien, límpiate tu
propio corazón, ésta es la Enseñanza de los Buddhas".
8. La Realidad es indescriptible y un Dios con atributos no es la
Realidad final. Pero el Buddha, un ser humano, se convirtió en el Totalmente
Iluminado y el propósito de la vida es alcanzar la Iluminación. Este estado de
Consciencia, el Nirvana, la extinción de los límites de la individualidad, se puede
lograr en la tierra. Todos los hombres y todas las formas de vida contienen la
potencialidad de iluminación y el proceso consiste en llegar a ser lo que eres. "Mira
dentro de ti. tú eres Buddha".
9. Entre la Iluminación potencial y la real está el Camino Medio, el
Octuple Sendero "del deseo a la paz", el proceso de autodesarrollo entre los
"opuestos", evitando los extremos. El Buddha recorrió ese Camino hasta el final la
fe requerida en el Buddhismo es solamente la creencia razonable de que donde un
Guía ha pisado nosotros también lo podemos hacer. El Camino debe ser recorrido
por el hombre entero, con todo su ser y no sólo con lo mejor de sí mismo, y el
corazón y la mente deben desarrollarse por igual. El Buddha fue el Todo compasivo
además del Totalmente Iluminado.
10. El Buddhismo atribuye gran importancia a la necesidad de la
concentración y la meditación, que conducen al desarrollo de las facultades
espirituales internas. La vida subjetiva es tan importante como la rutina diaria y son
esenciales períodos de quietud dedicados a la actividad interior para una vida
equilibrada. Los buddhistas deberán estar en todo momento atentos y con
autodominio, absteniéndose de apego emocional o mental al "espectáculo
transitorio". Esta actitud de aumento de atención a las circunstancias, que sabe son
de su propia creación, le ayuda a mantener siempre bajo control su reacción ante
ellas.
11. El Buddha dijo: "Trabaja con diligencia por tu propia
salvación". El Buddhismo no reconoce sino a la intuición como autoridad para la
verdad y que lo es solamente para uno mismo. Cada hombre sufre las consecuencias
de sus propios actos y aprende de ello, mientras ayuda a sus semejantes en la
liberación; rezar a Buddha o a un Dios no sirve de nada para evitar el efecto que
sigue a su causa. Los monjes Buddhistas son maestros o ejemplos, pero en ningún
sentido intermediarios entre la Realidad y el individuo. La máxima tolerancia se
practica hacia todas las otras religiones y filosofías, ningún hombre tiene derecho a
interferir en el camino de los otros hacia la Meta.
12. El Buddhismo no es pesimista ni "escapista", ni niega la
existencia de Dios o el alma, aunque coloca su propio significado para esos
términos. Al contrario, es un sistema de pensamiento, una religión, una ciencia
espiritual y un camino de vida; que es razonable, práctico y lo abarca todo. Por más
de dos mil años ha satisfecho las necesidades espirituales de cerca de un tercio de la
humanidad. Interesa a Occidente, porque no tiene dogmas, satisface tanto a la razón
como al corazón, insiste en la autoconfianza junto con la tolerancia para con otros
puntos de vista, comprende la ciencia, religión, filosofía, psicología, ética y arte, y
señala solamente la hombre como creador de la vida presente y único artífice de su
destino.

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