jueves, 9 de junio de 2011

El libro de la filiación espiritual

Autor: Ibn Al Arabi


Estimamos muy necesario dar a conocer este pequeño gran libro de Ibn Arabi al lector de lengua hispana interesado por el sufismo y por el esoterismo e iniciación tradicional. Particularmente hemos querido difundirlo a través de nuestro foro Eranos de (e.listas.net).

La traducción se ha hecho sobre “Le libre de la filiation spiritualle”, que es a su vez, una traducción al francés, por parte de Claude Addas, de un manuscrito de la obra de Ibn Arabi, Kitab nasab al-khirqa (cotejándolo con otros), cuyo original data O. Yahia en el año islámico de 633 (1236 d.C). El libro de Addas fue editado por Al Quobba Zarqua e impreso en Casablanca (Marruecos), en el año 2000. Y creemos que la nuestra es la primera traducción al castellano que se difunde públicamente de este opúsculo akbariano . Traducción en la que esperamos no haber cometido error esencial alguno al trasladarlo al español (en verdad que nuestro conocimiento del francés es pequeño y data de nuestra época estudiantil del Instituto). En esta traducción hemos prescindido de las notas complementarias de C. Addas al texto del libro, que esclarecen algunos términos o referencias coránicas o a hadizes por parte de Ibn Arabi. Cabe agregar, por otro lado, que la obra publicada en Marruecos incluye la reproducción del libro en su lengua árabe.

Índice

Prólogo

Fundamentos coránicos de la Khirqa

Cualificaciones requeridas para recibir la investidura

El certificado de investidura

Epílogo

Algunas anotaciones del traductor, Ángel Almazán

Complemento al citado libro


Índice

El Libro de la filiación espiritual
Primera parte
-Prólogo
-Fundamentos coránicos de la Khirqa

-Cualificaiones requeridas para recibir la investidura
Segunda parte
-El certificado de investidura
-Epílogo
Algunas anotaciones del traducto, Ángel Almazán

Prólogo

Yo, Muhammad b. Ali b. Muhammad b. al-Arabi, al-Tai, declaro: Gloria a Dios que ha revestido de Sus Nombres magníficos a aquellos de Sus servidores que la Providencia asiste, a fin de conducirles hacia el lugar más noble y más sublime. Así, los que han sido elegidos para Su servicio y que se reserva para Él-Mismo son elevados por sus Nombres hasta la distancia de “dos arcos o incluso menos” (Corán 53:9). En virtud de esta proximidad divina, tienen una vida próspera y agradable y Él les ha dicho: “Sabed que quien es de los Nuestros, le está prohibido tomar conocimientos espirituales de cualquiera excepto solo de Nosotros”.
Entre ellos, algunos realizan la ascensión (mi´raj) con total facilidad, pero no pueden adoptar discípulos; otros efectúan el “viaje nocturno” (isra) en la dificultad y la prueba, pero los tormentos encontrados les inquietan poco apenas obtienen los que ellos desean. Otros, en fin, lo toman por Confidente, Compañero, Bienamado, Amigo. Y todos, en virtud de una gracia predestinada, son maestros de los hombres de confianza que han recibido el “poso” (amana) (Nota del traductor: quizá habría que entender aquí el “acceso” o protuberancia que, al modo como los tenía el Profeta, aparecen como signo carnal en algunos gnósticos musulmanes, en algunos casos como hendidura como es el caso de Ibn Arabi).
Es aquí donde se lleva a cabo, por consiguiente, la distinción entre los que permanecen con el espíritu divino y los que moran con el ser carnal hecho de “esperma esparcida” (Corán 75:37). Y no tiene más que dos “puños”: el izquierdo que es el de la facilidad, y el derecho que es el de la prueba. Sin embargo, la Misericordia divina lo abarca todo. También Dios –que Él sea exaltado- ha dado “al que está lejos” acceso “al que está próximo”, si le anhela, a fin de que se cualifique por la proximidad en el momento de la proyección de los conocimientos que obtiene al alcanzar su finalidad. A éste o aquél, Dios le dice en la intimidad de su ser, por la lengua del estado espiritual: “No procede sino de Nos”. Y su decreto, que inscribe en el pecho de Sus servidores, tiene el grado de la Presencia divina conjugando los atributos superiores y los atributos inferiores.
Yo Le alabo (ahmaduhu) con la alabanza del que afirma “Él” y no “yo” y que es un perfecto guardián de lo que Dios proyecta hacia él y en él. Y yo ruego sobre Su Enviado – sobre Él la Gracia y la Paz- el Elegido, el que no cesa de salmodiar el Corán durante tanto tiempo hasta el punto que la letra se une a la letra, el sentido al sentido, y los inteligibles toman la palabra por morada.

Fundamentos coránicos de la Khirqa

Después de alabar a Dios, invocado Su bendición sobre el Profeta y mencionado los dones abundantes que Él nos otorga, digo –buscando en Dios mi sostén y refugio-: “Alabad a Dios que nos guía hacia sí puesto que nosotros no estaríamos sobre la buena vía si Dios no nos hubiera dirigido. Los Enviados de Nuestro Señor han venido con la Verdad” (Cor.7:43).
El noble Enviado, particularmente ha dicho de parte de Dios –el Muy alto, el Sabio- en el Libro revelado que es el Corán sublime: “¡Oh, hijos de Adán, Nosotros os hemos enviado un vestido para cubrir vuestra desnudez además de un adorno (saw´at). Pero la vestimenta de la piedad (libas at-taqwa) es la mejor” (Cor,7:26). Lo que, en el ropaje exterior cubre la desnudez (saw´at), constituye la vestimenta indispensable, la cual es el “vestido de la piedad” (taqwa) en tanto que nos preserva (wiqaya). El adorno es todo lo que viene a añadirse a lo estrictamente necesario y constituye por tanto el ornamento (zina), que no es otro que el “ornamento de Dios que Él ha extraído para Sus servidores” (Cor.7:32), de los tesoros de Sus misterios y que Él ha reservado a los creyentes en esta vida y al día de la Resurrección, y al respecto sujeto del que ellos no tendrían que rendirle cuentas.
Sin embargo, si ellos se revisten con otra intención y sin este recogimiento, y se recubren con altivez y orgullo, este “ornamento” no es sino “el ornamento de este bajo mundo” (Cor.18:28, 46). Se trata, por tanto, de la misma vestidura, pero su estatuto difiere según el uso que se le asigne.
Para aquéllos, Dios ha hecho descender sobre el corazón de los servidores el “vestido de la piedad” que es “la mejor vestimenta”. Análogo al ropaje exterior, se trata como él, de un “vestido indispensable” que oculta los vicios (saw´af) del ser -que no es sino el hecho de preservar absolutamente de todo lo que es ilícito y de cualquier cosa que sea comparable al adorno exterior-, de ahí que sea el vestido de las “nobles virtudes” (makarim al-alkhlaq).
Se trata, por ejemplo, de las prácticas superogatorias tales como la clemencia y el espíritu de conciliación. En efecto, aunque el Legislador autoriza a cada uno a exigir lo que le corresponde en derecho, el hecho de renunciar a este derecho forma parte de las cosas por las cuales el hombre se embellece interiormente. Tal es el “ornamento de Dios” en su aspecto interior, y esto designa toda “vestimenta” interior que la Ley estimula (sin hacerlo obligatorio). Se verifica así que la vestimenta interior está, sobre el plano legal, a imagen del ropaje exterior. Y de la misma forma que el (estado) del vestido exterior varía en función de las intenciones de cada uno, de la misma manera acontece con el vestido interior.
Habiendo comprendido esto, los hombres de Dios han querido combinar las dos vestimentas y engalanarse de los ornamentos a fin de reunir las dos perfecciones y recibir una doble recompensa. La razón de ser de la khirqa, tal como es conocida por ellos, es indicar acerca de lo que ellos quieren revestir interiormente. Es por tanto el signo del compagnonnage y de la observancia de las conveniencias espirituales.
Por mi parte, el fundamento de la investidura de la khirqa, según lo que Dios ha proyectado en mí y revelado en mi corazón, se encuentra en el hecho de que Dios Se reviste del corazón de Su servidor. En efecto, él ha declarado: “Mi tierra y Mi cielo no Me contienen pero el corazón de Mi servidor me contiene”. Asimismo, el hábito contiene al que lo porta.
Debido a que eso está arraigado en lo más secreto de mi ser y que mi rango entre los gnósticos fue magnificado, he compuesto al respecto estos versos:
¿No soy un parco conocedor
al no prodigar ni mi ciencia ni mi secreto?
Eso no es, sin embargo, señal de avaricia sino
Virtud y generosidad suprema.
Accedo a esta morada cada vez
Que la realiza mi corazón, que acoge toda ciencia.
Soy el sol y aparezco en mi esencia
Si lo quiero; los crecientes lunares me reflejan
Si lo deseo, conforme a
Mi rango. Y las constelaciones me manifiestan.
Cuando mi ausencia permite a las tinieblas extenderse
Y que el mundo oscuro quede privado de mí.
Cuando mi khirqa inviste Su esencia
Árabes y no árabes están perplejos por lo que he dicho.

La combinación de los dos vestidos queda ya establecida desde la época de Shibli e Ibn Khafif, y me adhiero a su doctrina en este punto. Yo he recibido la investidura de manos de nobles maestros espirituales después de ser su compañero y haber observado sus reglas, a fin de que la vestimenta sea tanto exterior como interior.
Al mismo tiempo mi doctrina, en lo que concierne a la investidura de los discípulos propiamente dichos (muridi al-tarbiya), se aleja de lo que es la práctica común hoy día. Consiste en esto: el maestro espiritual (al-shaykh al-murabbi) examina al discípulo al que quiere investir la khirqa, y debido a su estado espiritual localiza necesariamente una imperfección en él. Entonces el maestro se reviste de su estado espiritual hasta que lo realiza plenamente y se sumerge en él. La fuerza de este estado espiritual se difunde en la vestidura que porta el shaykh y, despojándose de ella, se la pone al discípulo. El brebaje se desliza en éste, se esparce en sus miembros y le invade, provocando así la eliminación de tal defecto.
No obstante, la transmisión de la khirqa, entendida en este sentido es bien rara hoy día. La energía espiritual de los hombres no es lo suficientemente grande para permitir lo que he mencionado, pues han descendido de hecho al grado del común de los creyentes.

Cualificaciones requeridas para recibir la investidura

Sin embargo estos maestros poseen las condiciones para la transmisión de la investidura, conformes a las que Dios a puesto de manifiesto y que consisten en ocultar los vicios del ser.
Así:
- Debes velar el pecado de la mentira por la vestimenta de la lealtad, y el de la traición mediante el vestido de la fidelidad, la hipocresía por la sinceridad, los malos tratos del carácter por las virtudes nobles, los actos reprensibles por el manto de los actos loables y todo vil defecto por el manto de una cualidad elevada.
- Es preciso tapar la entrega a las “causas segundas” con una adhesión total del ser a la Unicidad divina; la confianza en las creaturas por la confianza en Dios, y la ingratitud con el reconocimiento del Benefactor.
Por otra parte, tú te engalanas del “ornamento de Dios” revistiéndote de los rasgos de caracteres o virtudes loables, tales como:
- Observar el silencio sobre lo que no te concierne.
- Desviar tus ojos hacia lo que es ilícito mirar.
- Examinar escrupulosamente los actos de tus miembros.
- Inspeccionar minuciosamente los actos que has cometido en el pasado y lo que han registrado los “nobles escribanos”.
Debes:
- Estar satisfecho aunque sea poco lo que te encuentras para tu subsistencia.
- Escrutar los hábitos de tu alma.
- Practicar asiduamente la demanda del perdón y la recitación del Corán.
- Respetar las reglas de conveniencia que nos vienen del Profeta.

Es preciso:
- Que te familiarices con las virtudes de los piadosos.
- Que concentres tus esfuerzos en lo que atañe a la religión y la piedad filial.
- Que seas bondadoso con tu vecino y sacrifiques tu honor; el Enviado de Dios, sobre él la Gracia y la Paz, ha alentado esto diciendo: ¿“ Alguno de vosotros puede ser como Abu Damdam que, cuando venía la aurora, declaraba: <>?”.

Tú debes dar prueba de abnegación, es decir:
- Sacrificarte para proveer las necesidades de las criaturas.
- Comportarte con bondad tanto con el amigo como con el enemigo.
- Mostrar modestia y ternura
- Soportar los agravios que recibas.

Abstente de:
- Prestar atención a los errores de los hermanos.
- Debatir las divergencias que te diferencien de los Compañeros y los que nos han precedido entre los grandes hombres.
- Frecuentar a los indolentes a menos que sea para llamarles a su deber o para invocar a Dios entre ellos.
- Escrutar los “eventos” (al-a´rad) y los “signos de Dios” (ayat Allah).
- Detractar a los pecadores apartados de la comunidad de Muhammad -sobre Él la Gracia y la Paz-.
- Tomar a la fuerza (ocupar a mano armada) salvo cuando son infringidos los interdictos divinos.

Es necesario que:
- Despojes tu corazón de la ira y el rencor.
- Perdones la injuria –o sea, no irritarte cuando tengas motivos.
- No te unas a los que dan importancia a los infundios sobre los hombres honorables.

Debes:
- Proteger a las mujeres (ahl al-sitr).
- Respetar a los doctos y a los hombres de religión.
- Honrar a los ancianos y a las personas de carácter noble, sean musulmanes o sean infieles, según el límite legal aplicable a los unos y a los otros
- Respetar las reglas de conveniencia en atención a Dios y de toda persona muerta o viva, presente o ausente.
- Rechazar o repeler la calumnia que alcance la reputación de un musulmán.
- Tener cuidado de no hablar demasiado -de ser pedante o locuaz-, pues quien mucho habla dice no importa el qué.
- Respetar a los mayores.
- Ser bondadoso con los apocados o débiles y compasivo con los humildes.
- Visitar a los desguarnecidos y consolarlos con bondad y generosidad, las buenas palabras y la buena dirección.
- Mostrarte hospitalario.
- Pronunciar la fórmula de salutación en voz alta.
- Ser caritativo con los hombres, según el límite legal.
- No vituperar, ni maldecir, ni difamar o injuriar.
- Recompensar lo que te hagan de mal con el bien
- “Ser un consejero sincero para con Dios, Su Enviado, los que guían la comunidad y los simples creyentes”.

Guárdate de:
- Desear el mal a nadie.
- Injuriar expresamente a un servidor de Dios que esté muerto o vivo, pues el que está vivo aunque sea un infiel resulta que tú ignoras como acabará y en cuanto al que ha fallecido tú no sabes como terminó.
- Reprochar de sus pasiones a los que las tienen.
- Pretender mandar sobre quien sea.
- Oprimir a tus niños para hacerles servir a tu interés personal.

Además:
- Procura evitar que la gente mancille tu oído con noticias que murmuren sobre ti o de otros, susceptibles de importunarte o perjudicarte.
- Ama a todos los creyentes, los que hacen el bien, en consideración de su amor por Dios y Su Enviado y no les detestes con el pretexto de que están enemistados contigo, o por cualquier otro motivo. Esta recomendación, el Enviado de Dios –sobre Él la Gracia y la Paz- me la ha dado en mi sueño al respecto de una persona que había denigrado a mi shaikh y que por esta razón yo detestaba. Yo vi entonces al Profeta cuando dormía, que me decía: “¿Por qué le detestas? Y yo respondí: “¡Porque desprecia y critica a mi shaykh¡ Él me respondió: “¿No sabes tú que él ama a dios y que me ama? “Sí”, le dije, y él me replicó: “Por qué entonces no has de amarle en consideración a su amor por mí, en vez de execrarle con el pretexto de que detesta a tu shaykh? Yo le respondí: “¡Oh, Enviado de Dios, que excelente maestro eres! Has llamado mi atención sobre algo en lo que yo era negligente!

Asimismo:
- No te regocijes de lo bien que hable de ti la gente, incluso aunque lo merezcas, pues ignoras si esto te restará o si te será desposeído.
- No te distingas de los creyentes dejando aparecer las virtudes excepcionales a menos que tú seas de los que, en razón de su función en la comunidad, deben servir de modelo a los demás.
- No manifiestes humildad en tu comportamiento exterior dejando caer tus espaldas y brazos a tierra, a menos que esto coincida con tu estado interior.
- No busques la riqueza en este bajo mundo.
- No te inquietes del que ignora tu rango espiritual, bien al contrario, conviene que a tus propios ojos tu no tengas ningún rango.
- No busques imponer el silencio a fin de que se te escuche y no te ofusque ninguna respuesta que vaya en tu contra.
- Muéstrate paciente por Dios y con Dios: “Sé indulgente con los que invocan a su Señor mañana y tarde por deseo de ver Su cara y no desvíes tu mirada de ellos por buscar lo brillante de este bajo mundo. No obedezcas a aquel cuyo corazón hemos hecho indiferente a nuestro recuerdo, que sigue sus pasiones y cuyo comportamiento es desarreglado. Dí: La Verdad viene del Señor, que el que quiera creer crea y quien no, no crea” (Corán, 27-28).
- Imponte ser justo, pero no exijas que lo sean contigo.
- Toma la iniciativa de saludar cuando te encuentres con musulmanes y devuelve siempre el saludo al que te salude, muy alto para que te entienda.
- Ponte en guardia de censurar a los ricos cuando son avaros o a los hijos de este bajo mundo cuando se disputan las riquezas, y de codiciar lo que poseen.
- Ruega a favor los que detentan el mando y no en contra, aunque sean culpables.
- Combate tu alma y las pasiones, pues son tus más grandes enemigos.
- Evita retrasarte en las marchas y pasea el primero.
- No causes perjuicio a los jefes religiosos y no aportes testimonio contra la gente de la qibla con murmuraciones que son susceptibles de alejar al que te escucha.
- Abstente de polemizar sobre las disputas que hayan estallado entre los Compañeros –Dios esté satisfecho de ellos- y más generalmente al respecto de los muertos que hayan recibido la sanción de los actos que hayan incumplido.
- Evita las controversias concernientes al Corán y la predestinación.
- Aleja de ti la compañía de la gente que sigue a sus pasiones y de los innovadores que atentan contra la religión y los soberanos.
- Debes extirpar de tu corazón la concupiscencia, la envidia, la vanidad, y velar en no manifestar estos atributos fuera de los casos previstos por la Ley.
- Únete a la comunidad pues “el lobo no come más que a las ovejas solitarias”.
- Desconfía del apresuramiento, salvo para cinco cosas: cumplir las oraciones al inicio del día, hacer el peregrinaje cuando las condiciones se cumplan, ofrecer alimento a tu huésped antes de entablar conversación, preparar los funerales del muerto y casar la hija virgen cuando es núbil.
- Despliega todos tus esfuerzos para aconsejar a los servidores de Dios, bien sean musulmanes, infieles o politeístas, con sabiduría y diplomacia.
- Suprime las causas de negligencia y vela en el cumplimiento de las oraciones de la manera más perfecta.
- Vela sobre tu alma en la demanda de las cuentas, rechaza la ignorancia en las investigaciones científicas y sé favorable a cualquier búsqueda científica.
- Sé esplendoroso en la utilización del bien (que Dios te ha concedido).
- Aleja de ti las pasiones y la “morada de las ilusiones”.
- Debes creer que precisas odiar tu “alma” (nafs) la cual, entre los hombres de Dios (ah Allah), designa todo pensamiento vituperable.

Es necesario:
- Que repares las iniquidades.
- Que corrijas la avidez.
- Que despliegues todos los esfuerzos para restablecer la paz entre los que disputan entre sí, pues Dios restablecerá la paz entre Sus servidores en el día de la Resurrección.
- Que hagas caer la duda.
- Que seas constante en tu vigilancia y el temor.
- Que no te inquiete nada sino Dios, amar y odiar en Dios, mostrar amor por la familia del Enviado de Dios, y la amistad por los que son piadosos.
- Que llores mucho, implores a Dios, reces día y noche, rehuyas el reposo y te muestres humilde en consideración de Dios en toda circunstancia.

Debes de:
- Reprimir la tristeza y la ansiedad de la existencia pensando en el reconocimiento que te incumbe hacia el Benefactor por los dones que te ha otorgado.
- Tender hacia Dios en toda circunstancia.
- Ayudar a los demás a practicar la piedad y la creencia en Dios.
- Responder al Enviado, asistir al oprimido, responder al que te pide auxilio, salvar al que está en grave apuro, calmar la pena del que está sumergido en la tristeza.

Además:
- Con el nuevo día practica la oración nocturna, o mejor aún, pasa toda la noche en oración.
- Piensa en la muerte, visita frecuentemente las tumbas y no profieras palabras inconvenientes cuando te las encuentres; ruega por los difuntos y acompaña a su cortejo fúnebre, delante si vas a pie, detrás si estás sobre una montura.
- Acaricia la cabeza de los huérfanos, visita a los enfermos, da limosna, ama a la que gente que hace el bien.

Respecto a Dios:
- Invoca el nombre de Dios permanentemente, vigila tu alma y pídele cuenta de tus actos exteriores e interiores.
- Familiarízate con la Palabra de Dios, sé prudente ante lo que escuches y lo que mires.
- Sobrelleva pacientemente las sentencias de Dios, pues estás bajo Su mirada, pues él ha dicho: “Sobrelleva el decreto de tu Señor pues tú estás bajo Nuestros ojos” (Cor 52:48)”, da la preferencia al orden divino y busca todo lo que es susceptible de acercarte a Él. Encamina toda tu energía en lo que place a Dios y Le satisface. Debes aceptar el decreto (qada) pero no necesariamente lo que está decretado.
- Es necesario recibir lo que viene de Dios con alegría, estar satisfecho de tu relación de vasallaje hacia Él, estando con Él, pues Dios esta con Sus servidores donde quiera que estén.
- Es necesario liberarse de las cosas vanas, mostrarse paciente en las pruebas, renunciar a lo que te es lícito, ocuparte de lo que es más importante en el momento presente, buscar el paraíso con deseo y fuerza en tanto que él es el lugar donde contemplarás a Dios -¡que él sea Exaltado!

También:
- Acompaña con benevolencia a los que son probados.
- Conversa con los indigentes y estáte a su lado en el lugar de su pobreza. Ayuda al que se encuentre en estado de necesidad.
- Ten el corazón íntegro.
- Ruega por los musulmanes en secreto.
- Sirve a los pobres.
- Sacrifícate por los demás –pues es entonces cuando contrarías a tu alma cuanto tú la sirves realmente.
- Regocíjate del bienestar de la comunidad y aflígete de su corrupción.
Da prioridad a lo que Dios y su Enviado dan prioridad y pon en último lugar lo que Dios y Su Enviado sitúan lo último.

El certificado de investidura

Si tú te engalanas de estas "vestimentas", podrás ocupar un sitio de honor cerca de Dios y estar entre la "gente del primer rango". En efecto, estos "ropajes" son los de los hombres que observan "la piedad", la cual es el "mejor vestido"; esfuérzate por tanto en poseer todos o al menos la mayor parte pues la piedad es la condición unánimemente reconocida para recibir la investidura.
Y es bajo esta condición que Shaqîh al-Balhkî ha transmitido la investidura a Hâtim "el Sordo" (al-Asamm), que simulaba tener sordera. En efecto, Hâtim al-Asamm no era sordo; mientras que una mujer conversaba con él, salió de ella un ruido, es decir, una ventosidad. Ella se sintió avergonzada ante el shaykh que le dijo al tiempo que ella hablaba: "Habla un poco más alto", mostrando así que él no la había escuchado. Su vergüenza ceso al momento, diciéndose para sí: "No me ha oído". Es así como Hâtim fue denominado "el sordo".
Es por tales cualidades que los hombres han subido dificultosamente los peldaños; ellas constituyen sus vestimentas y sus adornos. Y es por esta condición que he recibido la investidura y la transmito ¡Alabado sea Dios!
Yo te he investido con mis propias manos, oh noble sayyd Kamâl al-Dîn Ahmad (un descendiente directo de Alî ben Abî Talib, el yerno de Muhammad) de esta vestimenta que es el signo del compagnonnage (aprendizaje al lado de un maestro-compañero) y de la disciplina espiritual. Yo mismo fui investido por las manos del shaykh Jamâl al-Dîn Yûnus en La Meca, en el recinto sagrado, frente a la Kaaba tras ser su compañero y haber seguido su enseñanza; y el shaykh Yûnus había sido investido por quien era el maestro de su época, Abd al-Qâdir al-Jîli (sigue a continuación el ascenso por la silsila o cadena iniciática, pasando por varios imames, hasta llegar a Alî y a Muhammad)... Y Husayn fue el compañero de su abuelo, el Enviado de Dios -sobre Él la Gracia y la Paz- tal como había sido el compañero de su padre, Alî b. Abî Talîb y había seguido su enseñanza, y Alî b. Abî Tâlib a sido el compañero del Enviado de Dios siguiendo su enseñanza que "había recibido de Él"; y Muhammad -sobre Él la Gracia y la Paz- "recibió de" Jibrîl (Gabriel) -sobre Él la Salud-, el cual "había recibido de" Dios -que Él sea exaltado y glorificado.
Yo pregunté al shaykh Yûnus: "¿Qué recibió de Él?". Y el shaykh me respondió: "Esta misma cuestión se la planteé al shaykh Abd al-Qâdir (Jilî) que me contestó: "Recibió de Él el conocimiento (`ilmm) y la disciplina espiritual (adab)!.
Otra filiación
Yo te invisto igualmente -y lo quiero indicar para el noble sayyd mencionado al inicio (de este certificado, o sea, Kamâl al-Dîn Ahmmad)- de la khirqa de la que fui investido en Fez, en la mezquita al-Ahzar, situada en el barrio de Ayn al-khayl en el año 593, de la mano de Abû Abd Allâh (y sigue a continuación la silsila ascendente hasta llegar a Alî y Muhhamad, pasando antes por Uways al-Qaranî) ...el cual había sido compañero de Umar Ibn al Khattâb y de Alî b. Abû Tâlib, y ambos habían sido compañeros del Enviado de Dios -sobre Él la Gracia y la Paz".

Otra filiación
Te invisto igualmente de la khirqa de la que fui investido de la mano de Abû-l-Hasan b. Abad Allâh b. Jâmi, en su jardín situado en las afueras de Mossul, en 601; de la que él mismo fue investido de la mano de Khadir, siguiendo su enseñanza y que "había recibido de Él". Me la transmitió exáctamente del mismo modo como lo hiciera Khadir con él.
Otra filiación
Por otra parte, yo mismo he sido directamente compañero de Khadir, siguiendo su enseñanza, y he recibido de Él, verbalmente, la recomendación de someterme a los mandatos de los maestros -y esto textualmente, de su boca a mi boca- así como otros conocimientos. Y he asistido a tres hechos sobrenaturales suyos: le vía caminar sobre las aguas, "replegar" el espacio (tayd al-ard) y orar estando él sobre el aire.
Todos estos maestros me han autorizado a investir la khirqa que me parezca mejor; y por ello la transmito así a hombres y mujeres, a jóvenes y viejos, a simples creyentes y a gentes de la élite (`awâmm wa khawâs).

Epílogo

Inviste así con esta khirqa en tu entorno y según esta cadena de transmisión, oh muy noble sayyid, bajo reserva de ser respetadas las condiciones susodichas y que tú juzgarás bien que se cumplan entre los creyentes, hombres o mujeres, jóvenes o viejos. Y ten presente que no forma parte de las condiciones de la investidura y del compannonnage espiritual que se reciba la investidura tan solo de una persona. De hecho, está establecido que uno de los hombres de la Vía ha declarado: "El que quiera ver trescientos hombres en uno sólo, que me mire. Yo tengo trescientos maestros y de cada maestro saco una cualidad".
Consulta a este propósito la Risâla de Qushayrî; él no cita jamás nada sin decir: "Él ha sido compañero de fulano y mengano", pues la transmisión de la khirqa no es otra cosa que el compagnonnage y la práctica de su disciplina espiritual y ello no comporta ninguna restricción de número. Pero algunos han seguido a los ignorantes, exentos de toda ciencia, que se imaginan que no se debe recibir la khirqa más que de una sola persona, ahora bien tal cosa no es sostenida por los maestros.
Sólo Dios da el éxito, y no hay otro Señor que Él.

Algunas anotaciones del traductor, Ángel Almazán

La traducción se ha hecho sobre “Le libre de la filiation spiritualle”, que es a su vez, una traducción al francés, por parte de Claude Addas, de un manuscrito de la obra de Ibn Arabi, Kitab nasab al-khirqa (cotejándolo con otros), cuyo original data O. Yahia en el año islámico de 633 (1236 d.C). El libro de Addas fue editado por Al Quobba Zarqua e impreso en Casablanca (Marruecos), en el año 2000. Y creemos que la nuestra es la primera traducción al castellano que se difunde públicamente de este opúsculo akbariano . Traducción en la que esperamos no haber cometido error esencial alguno al trasladarlo al español (en verdad que nuestro conocimiento del francés es pequeño y data de nuestra época estudiantil del Instituto). En esta traducción hemos prescindido de las notas complementarias de C. Addas al texto del libro, que esclarecen algunos términos o referencias coránicas o a hadizes por parte de Ibn Arabi. Cabe agregar, por otro lado, que la obra publicada en Marruecos incluye la reproducción del libro en su lengua árabe.
Estimamos muy necesario dar a conocer este pequeño gran libro de Ibn Arabi al lector de lengua hispana interesado por el sufismo y por el esoterismo e iniciación tradicional. Particularmente hemos querido difundirlo a través de nuestro foro Eranos, de (e.listas.net), por cuanto sabemos que hay muchas personas subscritas al mismo muy interesadas en las materias reseñadas anteriormente, algunas de las cuales son coordinadores a su vez de diversos foros y páginas Web (a las que ya mismo permitimos el traslado de nuestra traducción con sus aclaraciones, citando su procedencia internáutica). Y ello es así por cuanto creemos que “El libro de la filiación espiritual” puede aclarar numerosas cuestiones a todos los interesados en estos temas tradicionales, a la par que dejará al descubierto errores interpretativos por parte de algunas personas, tergiversaciones doctrinales, equívocos, cuando no falsedades y manipulaciones incluso en algunas cuestiones de singular importancia al respecto de la iniciación y las cualificaciones necesarias para que ésta se lleve a efecto y se desarrolle posteriormente.
El texto de Ibn Arabi viene a dejar claro que de nada sirven los rituales de iniciación en órdenes regulares esotéricas si no existe la cualificación personal requerida para que la baraka (influencia espiritual) de la iniciación tenga efectividad en el iniciado. Y tal cualificación comporta un comportamiento determinado, que se desarrolla de múltiples maneras, y que Ibn Arabi reúne, acopia, aglutina o incluye dentro de una “vestimenta”, de un “ropaje”, de una khirqa (hirqa o jirqa) genérica y esencial, llamada “la vestimenta de la piedad” (“labisa al-khirqa”).
Ninguno de los lectores, imaginamos, dudará respecto a la alta cualificación espiritual iniciática alcanzada por Ibn Arabi, nuestro murciano universal, al que llaman los sufies con el apelativo de “as-Sayh al-Akbar” (“el más grande de los Maestros”). Así que, si una persona como él, que tuvo tan preclaros conocimientos de la Gnosis y estuvo tan próximo a Dios caminando en la vía iniciática del Islam, afirma que la condición “sine qua non” para subir por los peldaños de la Iniciación es “labisa al-khirqa”..., ¿quién somos nosotros, aprendices de aprendices, para decir lo contrario o menguar su alcance con un “sí.., pero...” intentando seguir en “nuestros trece”, o sea: continuar cerriles en nuestra soberbia ignorancia ...?
La iniciación es el ritual que inicia un Camino espiritual esotérico a seguir dentro de una o varias “cadenas iniciáticas regulares” determinadas. Mas para que lo potencial se convierta en acto es preciso tener “la vestimenta de la piedad”, y ello conlleva ser un “hombre bueno”, orar y tener un trato constante e íntimo con el Señor, y ser un vasallo suyo y celoso guardián de la “excelencia” en su comportamiento como miembro de la Caballería Espiritual, la única Caballería en la que, en lo que a nosotros respecta, confiamos algún día pertenecer.
Reseña C. Addas que, en el prólogo, Ibn Arabi destaca uno de sus “motivos” esotéricos más profundos: la ascensión hacia Dios o mi´raj. Y le sigue la alusión a la asunción humana de los Nombres de Dios (teomorfosis). En los fundamentos coránicos no habla del pacto primordial de la Hudaybiyya, sino que se centra en la “vestimenta de la piedad” como prototipo de la hirqa, y recuerda el hadiz qudsi referente al corazón del Siervo de Dios como habitáculo de Dios, y, al que adopta como su vestimenta, su hirqa (lo cual es el verdadero fundamento de la investidura de la hirqa, según afirma categóricamente Ibn Arabi).
En correspondencia, revestirse con los Nombres de Dios es la labor iniciática a desarrollar, y para ello, entre otras cosas, hay que actuar como un “hombre bueno”, llevando a cabo esa serie de prescripciones exotéricas y esotéricas que conforman las cualificaciones requeridas para la investidura de la hirqa, prescripciones que tienen como fuente originaria un Nombre excelente de Dios, Rahma, la Misericordia, merced al cual existe todo lo creado por Dios. Así mismo, en tales prescripciones se refleja la asunción de otros Nombres de Dios (distintos a Rahma) por aquél que realice dichos mandatos, y ahí radica, a nuestro modo de ver, el fundamento esotérico de las actuaciones exotéricas de la sunna islámica y, en lo que ahora respecta y estamos tratando, los actos virtuosos que surgen de la “vestimenta de la piedad”. Esta asunción paulatina de los más bellos Nombres de Dios pone en claro, cuando menos para nosotros, las relaciones entre esoterismo y exoterismo, a la par que nos recuerda aquél dicho de san Pablo referente a que la fe sin actos es una fe muerta, o dicho de un modo gnóstico: el conocimiento teórico sin la “vestimenta de la piedad”, es insuficiente y no permite la “ascensión por los siete cielos ... y más allá”.
En un poema, Ibn Arabi refiere lo siguiente respecto a la investidura de su hirqa a una de sus discípulas, Safiyya:
“He revestido a Safiyya de la khirqa de los pobres
Pues ella está adornada de los aderezos de los umana (“los que son dignos de confianza”).
Ha realizado toda virtud, se ha desprendido
De lo que es contrario con gran celo igualmente.
Ha perfeccionado y santificado sus cualidades.
Y ha asumido todos los Nombres divinos.
Los espíritus están presentes en su oratorio,
Pues ella es la Virgen, hermana de la Virgen...”

Quisiéramos también llamar la atención acerca de las cuatro cadenas iniciáticas en las que fue investido con la khirqa Ibn Arabi. La primera tiene entre sus eslabones a varios imames shiitas (desde Ali b. Musa al-Ridda hasta Ali, en la escala ascendente). La segunda es una silsila uwaysi, que es de las más excelentes del Islam, y que también es alida. La tercera es khadiriya, y la cuarta lo es con mayor intensidad puesto que el mismo Khadir reviste con ella a Ibn Arabi. ¡Casi nada...!.
Sobre la Hirqa, dice Claude Addas, en “Ibn Arabi o la búsqueda del azufre rojo”: “Se trata de un rito iniciático que puede adoptar otras formas (talqin ad-dikr, ‘ahd, musabaka...)- por medio del cual el discípulo queda ligado a su maestro, quien le transmite su baraka, su influjo espiritual, haciendo de él un nuevo eslabón de una cadena (silsila) ininterrumpida que remonta hasta el Profeta....
El carácter ahistórico de algunas cadenas se explica por el hecho de que la transmisión de la baraka puede efectuarse entre la ruhaniyya, la “presencia espiritual”, de un sayh muerto hace décadas y un murid (aspirante) que nunca lo ha conocido personalmente; de trata entonces de una vinculación del tipo uwaysi...
Precisemos, no obstante, que el término hirqa, hábito, no debe ser tomado literalmente: la investidura no se traduce necesariamente en la práctica por la transmisión de un manto o de cualquier otra vestimenta, sino que puede aplicarse –ese será el caso para Ibn´Arabi en Oriente- a un turbante o a un simple trozo de paño”.
La primera investidura de la hirqa la recibe Inb Arabi en Sevilla, en 586/1190. La segunda investidura de la hirqa la tuvo en La Meca (599/1203) y dos años después, una tercera, en Mossul; investidura esta última que le hará ampliar su conocimiento acerca del esoterismo del revestimiento de la hirqa. Al respecto, Claude Addas, indica que “si en su sentido más general esta investidura es solamente el símbolo de la entrada en el gremio, del aprendizaje iniciático, es igualmente, según Ibn´Arabi (en un sentido más restringido y más técnico), el medio para el maestro de operar una transformación inmediata en su discípulo”.

La investidura de Mosul, de la silsila khadiriana, le hizo comprender un aspecto profundo de la hirqa que hasta entonces desconocía, como confiesa en sus “Iluminaciones de la Meca” (y así lo refleja igualmente en el texto que hemos traducido más arriba):
“ A partir de entonces, sostengo (la validez y el carácter operativo de) la investidura por medio de la hirqa y he revestido con ella a varias personas, pues constaté que Khadir la tenía en gran consideración. Antes, yo no era partidario de la investidura mediante la hirqa tomada en este sentido puesto que a mis ojos era tan solo el signo de la entrada del aprendiz en el compagnonnage (...) Los maestros de los estados espirituales tienen costumbre, cuando constatan en alguno de sus discípulos alguna imperfección y desean perfeccionar su estado, de reunirse a solas con dicho discípulo. Entonces el maestro toma la vestidura que lleve puesta, en el estado espiritual en que él se halla en tal momento, se la quita y luego se la pone al discípulo que quiere conducir a la perfección. Lo estrecha a continuación contra sí y el estado del maestro se expande en su discípulo, el cual alcanza de tal forma la perfección que anhela. Esa es la “vestidura” tal y como la entiendo y como nos la han transmitido nuestros maestros”.
Esta hirqa la transmitió Ibn Arabi a dieciséis personas, de los cuales tan solo dos eran varones, y a la mayoría de ellas la investidura la realizó mientras él SOÑABA.

Complemento al citado libro

El prólogo de "El secreto de los Nombres de Dios"
Nota previa del coordinador de Eranos:
Notable es lo que nos aconteció a finales de septiembre pasado, al término de la traducción de "El libro de la filiación espiritual". Dado que la clave del mismo radica en la "teomorfosis" de la aplicación y asunción de los Nombres más bellos de Dios, decidimos consultar "El secreto de los Nombres de Dios" al día siguiente, en la traducción realizada por Pablo Beneito en "Editora Regional de Murcia" (2ª ed. revisada, 1997). Nuestra sorpresa fue considerable al constatar la gran semejanza existente en el preámbulo de éste con el "Prólogo" y "Fundamentos escriturarios de la Khirqa" de aquél (Beneito comenta que la parte primera de "El secreto..." no lleva título y que ha sido él quien lo ha intitulado "Prólogo", e ignoramos si esto acontece igualmente con la traducción de C. Addas sobre "El Libro de la filiación espiritual").
Puesto que existe entre las partes señaladas de ambas obras un origen común, creemos estar obligados a transcribir a continuación el citado "Prólogo" en la traducción de Beneito, no sin antes señalar que éste traduce "libas al-taqwà" como "vestidura del temor reverente" o "vestido del piadoso temor" y no meramente como "vestidura de la piedad" con que lo hace C. Addas y como también lo leemos en la edición del Corán editada por Ediciones y Distribuciones Mateos (que es la que tenemos más a mano).
Beneito estima que el texto original de "El secreto ..." (cuyo título completo es "Develación del significado del secreto de los más bellos Nombres de Allah", obra que recomendamos a todos los que aprecian la obra de Ibn Arabi), fue escrito en Al-Andalus antes del 590/1194, cuando todavía no tenía 30 años de edad. Por tanto, dado que el "Preámbulo" y buena parte de "Los fundamentos escriturarios de la Khirqa" son prácticamente idénticos, no puede por menos que decirse que éstas últimas toman como prototipo el texto andalusí citado de Ibn `Arabi. Este hecho se lo daremos a conocer a Beneito lo antes posible para que, si todavía lo ignora, lo incorpore en las revisión próxima que lleve a cabo en la nueva edición que efectúe a su magnífica traducción de "El secreto...".
Y pasamos, a continuación, a transcribir el "Preámbulo" de "El secreto...", que ocupa las páginas 9-12, a las que hay que añadir cuatro páginas más de notas y comentarios del mismo Beneito y que también incorporamos en esta ocasión (lo que no hicimos con las de C. Addas, anteriormente).


En el nombre de Allah,
el Compasivo, el Misericordioso (1)
Alabado sea Allah que ha investido a Sus siervos -la Gente de la solicitud (2)- con Sus más bellos Nombres, de modo que ocuparan el más noble y sublime lugar de manifestación (mayla) (3). Así ha ascendido quien, de entre los elegidos (4), por ellos (5) ascendió, elevándose por la adoración (`ibada) a Él hasta "una distancia de dos arcos o menos" (Cor. 53:9) (6). Y éstos han vivido por aquella proximidad divina (qurb ilahi) la vida más dichosa y Él los ha escogido para Sí (7).
Luego les dijo: "Os he mostrado esto para que sepáis que a quien es de los Nuestros no corresponde recibir de nadie más que de Nos".
Entre ellos está el que sosegada y descansadamente asciende (8), aunque no profetice.
Entre ellos está el que pacientemente sufre (mukabid) en su viaje nocturno (isra´), el afligido (mu´annà) a quien nada preocupan las penalidades que ha encontrado cuando el significado (ma`nà) al fin alcanza.
Entre ellos está quien Le toma como amigo sincero (safi), confidente (nayi), amado (habib) y compañero (jidn).
Todos ellos, en virtud de la preeterna providencia (`inaya), son de entre la Gente de Su salvaguardia (aman) los que están más protegidos y seguros. Allí se distingue al que se detiene (waquif) con el Espíritu divino (ruh ilahi) y al que se detiene con quien "es de esperma eyaculado" (Cor. 75:37) -pues no hay más que dos puños (qabda) (9): el de la izquierda (yasar) a la siniestra (10) y el de la derecha (yamin) a la diestra (11)-, de modo que tenga la fuerza (quwwa) necesaria para recibir lo que se le revela (ilqa´), sabiendo que quien alcanza aquello, ya ha alcanzado su fin (munà). El Verdadero (al-Haqq) le decía en el secreto de su corazón (sirr) por medio del lenguaje del estado (lisan al-hal): "Aquello no era sino por Nosotros" (12), y ha establecido en los pechos (sudur) de Sus siervos que la Presencia divina (hadra ilahiyya) reúne el más alto y el más bajo de los atributos.
Le alabo con el loor de quien dijo "Él" (huwa) y no dijo "yo" (ana), y fue de cuanto se le hizo llegar y en él se reveló bendito y preservador y excelso recipiente (ina´); y saludo con bendiciones a Su Enviado, el Elegido (al-Mustafà) que de entonar el Corán no cesa. Allah le bendiga en toda unión del signo (harf) con el signo y de significado (ma`nà) con significado y siempre que los significados, con la palabra hablada (13) en un mismo y único sentido se unifican.
Después de esto, tras la alabanza de Allah, la bendición (sala) a Su Enviado y el agradecimiento por los generosos dones (sila) que graciosamente nos ha otorgado, refugiándome en Allah y acogiéndome a Su protección digo: "¡Loado sea Allah, Que nos ha conducido a esto! No habríamos sido bien dirigidos si no nos hubiera guiado Allah. Los enviados de nuestro Señor trajeron la Verdad" (Cor. 7:43).
Entre los que nos ha traído el noble Enviado (rasul karim) de parte del Altísimo, el Sabio (al-`Ali al-Hakim) en el Libro revelado (kitab munazzal) -que es el Sublime Corán (al-qur' an al-azim)- (16) está la aleya: "¡Hijos de Adán! Hemos hecho descender para vosotros una vestidura (libas) para cubrir vuestra desnudez (saw'at) (17) y para ornato (ris). Pero la vestidura del temor reverente (libas al-taqwà) ésa es la mejor" (Cor. 7:26) (18).
El ornato (ris) es lo que, para engalanarla, complementa aquella parte necesaria con carácter de adorno (zina). Adorno éste que es el atavío (zina) de Allah, que Él ha sacado para Sus siervos de los Tesoros (jaza' in) de Su ocultamiento (guyub), haciendo de él atavío purísimo (20) para los creyentes en la vida de este mundo y en el Día de la Resurrección, de modo que no se les pedirá cuenta de él.
Mas cuando con él se visten y engalanan sin la intención (niyya) y la presencia (hudur) de ánimo que corresponden, poniéndose esta prenda con orgullo y jactancia, entonces visten el adorno de la vida mundana (zinat al-haya al-dunya) (21). El vestido (tawb) es único (wahid), el mismo en ambos casos, pero el juicio (hukm) con respecto a su condición difiere en razón de la divergencia de los propósitos (maqasid) de quienes con él se visten.
Luego hizo descender a los corazones de lo siervos el vestido del piadoso temor (libas al-taqwà), el cual es el mejor de los vestidos y tiene la misma forma del vestido exterior (libas al-zahir). Una parte de él es la parte de vestido necesario (libas daruri) que cubre los defectos de lo vano (saw' at al-batil) y es el temor reverente respecto a las cosas ilícitas (taqwà l-maharim) de manera general. Otra parte corresponde al adorno en el exterior y es el vestido de los nobles rasgos de carácter (makarim al-ajlaq), como las obras supererogatorias (nawafil) -tales como la indulgencia (safh) (23) y la piadosa concordia (salah)-. Pues aunque el Legislador (sari) haya declarado lícito para ti que tome (ajd) lo que por derecho te corresponde (haqq) (24), no obstante, el dejarlo (tark) es parte de aquello con lo cual se embellece el hombre (rayul) en su interior (batin), pues el adorno (zina) de Allah en el interior, que es toda prenda interna (libas batin) que indican los legisladores (25). Así se ha verificado la vestidura del interior (libas al-batin).


Notas y comentarios de Beneito:

1) Sólo figura este prefacio en el ms. C., fols. 89b-90a
2) Ahl al-`inaya, es decir, aquellos que son objeto de la divina providencia (`inaya), o bien, desde otra perspectiva, los verdaderos siervos de Dios, solícitos en el servicio y la adoración.
3) O bien, 'para que fueran la más noble y sublime forma epifánica'. Obsérvese que la prosa rimada (el texto de este prefacio rima en -a) da pie a licencias eufónicas a fin de palabra.
4) V.C. 27:29.
5) Es decir, por la escala de los nombres (sullam al-asma'), mencionada en Futuwat IV.p. 196, l.4.
6) El texto íntegro (aleyas 8 y 9) dice así: "Luego, se acercó (Muhammad) y quedó suspendido en el aire. Estaba a dos medidas de arco o menos". Trad. Cortés. Es decir, a una distancia equivalente a la medida de dos arcos. Este texto, como otras alusiones anteriores, está relacionado con el viaje nocturno del Profeta (isra') y su ascensión celestial (mi' ray) hasta la estación de la proximidad divina "a la distancia de dos arcos o menos".
7) Esta misma expresión, con diferentes personas verbales y pronominales, se usa en Cor. 24:41, donde Dios se dirige a Moisés diciendo: "Te he escogido para Mí".
8) Literalmente 'el que reposa (mustarih) en su ascensión (mi' ray)'.
9) Es decir, dos grupos. Lit. 'dos puños': los puños divinos.
10) O bien, 'el de la izquierda, al que se hace viajar de noche'. Emplea el Sayj una forma verbal de la misma raíz que el término isra', 'el viaje nocturno' antes mencionado.
11) O bien, 'es favorecido'. Obsérvese el juego de palabras entre los términos coránicos min maniyi yumnà, "de esperma eyaculado", los términos yamin y yumnà aquí empleados, y el término munà empleado a continuación.
12) Cabe acaso entender: 'nada de cuanto has conocido existía sino por los nombres divinos'.
13) Lit.' la palabra de quien verbaliza' (lafiz).
14) Así dirán los destinados a morar en el Jardín eternamente según Cor. 7:43.
15) El texto completo de la aleya, referida a "quienes creyeron y obraron bien (...) y morarán en el Jardín eternamente" (cor.7:42), dice así: "Extirparemos el rencor que quede en sus pechos. Fluirán arroyos a sus pies. Dirán: "¡Alabado sea Dios, Que nos ha dirigido acá! No habríamos sido bien dirigidos si no nos hubiera dirigido Dios. Los enviados de nuestro Señor bien que trajeron la Verdad". Y se les llamará: "Este es el Jardín. Lo habéis heredado en premio a vuestras obras". Fin de la aleya que invocan -anota Cortés- los adversarios de la predestinación.
16) Para mostrar hasta qué punto el discurso akbarí, fundado en el texto y el espíritu del Corán, está entreverado de alusiones a sus aleyas, y con qué profusión emplea el Sayj la terminología del Libro remitiendo incesantemente a pasajes concretos, señalaré a título de ejemplo que las cuatro expresiones de esta frase aluden sucesivamente a cuatro o más aleyas que contienen las respectivas expresiones coránicas, o idénticas o con variantes mínimas (como la ausencia de artículo determinado), que las han inspirado. El autor las ha empleado con el mismo significado que en el Corán se les da. La expresión "noble Enviado" (saul karim) figura en Cor. 69:40 (v. también 44:17) sin determinación gramatical; la expresión "altísimo, sabio" (`ali, hakim) figura en Cor. 42:51 y 43:4, también sin determinación; el término munazzal aparece una sola vez en el Corán, 6:114, referido en efecto al Libro (kitab); por último, la expresión "el grandioso Corán" (al-qur' ran al-azim) aparece literalmente en Cor. 6:114).
Esta frase puede servir como ilustración para reflejar el permanente recurso a la intertextualidad en los escritos de Ibn `Arabi quien, como puede apreciarse, escoge sus expresiones con sumo cuidado. De este modo, el Sayj se hace eco de la literalidad de la Palabra divina, objeto fundamental de su pensamiento, fuente de donde mana su propio discurso.
Cuando el lector de Ibn´Arabi está familiarizado con el texto coránico, cuya íntegra memorización no es inhabitual entre sus lectores, puede acceder directamente en el curso de su lectura a esa dimensión intertextual del discurso akbarí.
17) El término saw' a, pl. saw' at, significa tanto "partes pudendas" como "defecto, torpeza, vicio", y también "vergüenza".
18) La aleya completa dice: "¡Hijos de Adán! Hemos hecho bajar para vosotros una vestidura para cubrir vuestra desnudez y para ornato. Pero la vestidura del temor de Dios, ésa es la mejor. Ese es uno de los signos de Dios. Quizás, así, se dejen amonestar (los hombres)" Cor. 7:26. Esta aleya se inserta en el contexto del descenso del paraíso a la tierra, v. Cor. 7:19-27. V., especialmente, respecto a la cuestión de la desnudez y el vestido, Cor.7:22 y 7:27.
19) Los términos taqwà "temor reverente de Dios, piedad, devoción", y wiqaya, "protección, preservación, precaución", tienen el mismo morfema radical w-q-y, que denota las ideas de 'guardar' y 'evitar'.
20) El término (zina) jalisa denota que se trata de un atavío 'verdadero', 'salvífico' y 'libre', en este caso, de culpa.
21) En el capítulo décimo de "Contemplaciones de los Misterios" se refiere Ibn `Arabi, en lenguaje alusivo, a esta misma cuestión: "(Dios) me dijo luego: "Éste es Mi vestido (tawb). Llévaselo a ellos. Quien se vista con él es de los Míos y Yo de él. Quien no lo lleve, ni está conMigo, ni Yo con él". Luego me dijo: "Arrójalo al fuego. Si se inflama es Mi vestido, si queda intacto no es Mi vestido". Luego me dijo: "Si se inflama, entonces no es Mi vestido, mas si queda intacto es Mi vestido. Quien lleva Mi vestido no está conmigo y quien lo deja (tark) está conMigo. Luego me dijo: "La nada ha dado testimonio en favor de la perplejidad". "Yo soy Dios y no hay divinidad sino Yo" (Cor.20;14)".
Comenta Ibn Sawdakin que "el vestido de la divina Realidad (tawb al-Haqq) consiste en Sus nombres y atributos"; "ponerse Su vestido significa adoptar las cualidades (tajalluq) de los Nombres divinos", y que el vestido arda significa aquí "ensuciarse con la mancha de la pretensión (al señorío) (sa´wà)".
22) Sobre cuestiones relativas a la "vestidura del temor reverente" (libas al-taqwà) y sobre la importancia de esta "vestidura" con relación a la necesidad de revestimiento con los nombres divinos, remito a la lectura de Kitab al-Isfar ´an nata' ly al-asfar (traducido al francés como Le Dévoilement des effets du voyage por D. Grill, en 1994)., obra compuesta por Ibn`Arabi durante el periodo de su juventud andalusí, antes de su viaje hacia oriente, en la misma época de la redacción de Masahid, con la que guarda íntima relación, y del Kitab al-Isra' , redactado en Túnez en el 594H/1197-98 d.C.
23) V. Cor.2:109, 5:13, 15:85, 24;22, 43;89 y 64:14.
24) Y cuya loable alternativa sería la indulgencia o la concordia, es decir, perdonar faltas, deudas y ofensas.
25) Es decir, los enviados cuya profecía tiene carácter legislativo.

El Libro de la Sabiduría

(KITAB AL-HIKAM)
Autor: Ahmad Ibn Ata'Illah


Célebre colección de aforismos de uno de los grandes maestros del sufismo en el que se desvelan las claves más sutiles del conocimiento de Allah. Una guía imprescindible para los caminantes del sendero espiritual.

Créditos

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

Capítulo 16

Capítulo 17

Capítulo 18

Capítulo 19

Capítulo 20

Capítulo 21

Capítulo 22

Capítulo 23

Capítulo 24

Carta nº 1

Carta nº 2

Carta nº 3

Carta nº 4


Créditos

El Libro de la Sabiduría
(KITAB AL-HIKAM)
Autor: Ahmad Ibn Ata'Illah
ãEdición impresa en español: Junta Islámica, 1989
CENTRO DE DOCUMENTACIÓN
Y PUBLICACIONES ISLÁMICAS
Fuente de Arriba
14720 Almodóvar del Río
(Córdoba)
Traducción: Kamal Llopis al-Magriti
Edición, composición  y diseño: Mansur Abdussalam Escudero

Capítulo 1

1
Señal de que contamos con la acción
es que amengüe la esperanza cuando hay caída.
2
Desear la pobreza
cuando Allah te impone que uses las riquezas
es búsqueda de ti mismo, disfrazada.
Pero careces de altas ambiciones
si deseas usar las riquezas
cuando Allah te impone la pobreza.
3
La muralla de las decisiones divinas:
no la atraviesa ninguna fuerza síquica.
4
Tira el lastre de gobernarte a ti mismo:
lo que otro hace por ti no tienes que hacerlo tú.
5
Tus afanes por alcanzar lo que tienes garantizado
y tus descuidos al realizar lo que se pide de ti:
pruebas de que las tinieblas te velan el ojo del corazón.
6
Cuida de no desesperarte si,
pese a tus apremiantes súplicas,
tarda Allah en otorgarte Su favor.
Cierto es que te lo ha prometido, pero el que El elija para ti
y no el que tu elijas para ti mismo.
Y en el tiempo que El prefiera,
no en el que te hubiera gustado a ti.
7
De Su promesa no dudes
si lo prometido no llega ni aunque tuviera señalado plazo fijo:
dañarías al ojo de tu corazón y empañarías el brillo de tu conciencia.
8
Si Allah te abre una senda al conocimiento
¿qué importa que tus obras sean mínimas?
La senda, sólo la ha abierto para darse a conocer por ti.
¿Acaso ignoras que el conocimiento es Su don
y las obras tu ofrenda?
¿Qué medida común puede existir entre lo que El te da
y las ofrendas que tú Le haces?
9
Muchas y diferentes son las obras,
como variado es en sus formas el advenimiento
de los estados de Unión.
10
Las obras son formas fijadas:
en ellas penetra la vida por el secreto de la intención pura.

Capítulo 2

11
Envuélvete en una vida oscura:
el grano que germina antes de sembrarlo no llega a madurar.
12
Nada mejor para el corazón que una soledad que le dé paso al reino de la meditación.
13
¿Cómo recibe iluminación el corazón
en cuyo espejo se refleja la imagen de las criaturas?
¿O cómo vuela hacia Allah encadenado a las pasiones?
¿Puede acaso querer entrar en presencia de Allah
quien primero no se ha purificado de sus vicios?
¿O anhelar la íntima comprensión de los misterios
quien no se ha arrepentido de sus menores caídas?
14
Tiniebla es el mundo entero,
que sólo lo ilumina la manifestación de Allah.
Quien, al contemplar el mundo,
no vea a Allah en él o cerca de él
o antes o después de él, aún carece de luz.
Para él los astros del conocimiento
están cubiertos por las nubes de lo creado.
15
Esta es la prueba de Su omnipotencia:
de ti se oculta tras de lo que carece de ser junto a El.
¿Es, si no, concebible que una cosa pudiera velar
a Quien desvela todas las cosas y Se desvela por todas las cosas
y en todas las cosas?.
A quien Se desvela para todas las cosas
¿como podría velarle una cosa?
¿Y por qué crees que sería velado?
¡Si está más manifiesto que cualquier cosa!
El es el Unico y nada existe con El:
¿qué podría velarlo?
De ti está más cerca que cualquier cosa:
¿cual de ellas crees que Le podría velar?
¡Ninguna existe sin El!
¡O misterio de que el Ser aparezca
en la nada y lo temporal subsista
con Aquél que tiene por atributo la eternidad!

Capítulo 3

16
Agota toda ignorancia
quien pretende que en el instante actual
suceda cosa distinta de la que Allah manifiesta.
17
Aplazar tus obras para cuando seas libre
es hacer sacrificios a las inclinaciones del alma.
18 
No pidas a Allah que te saque de un estado
para utilizarte en otro.
Si quisiera te utilizaría sin cambiarte de estado.
19
Jamás buscador alguno detuvo su ambición
en lo que ya le había sido revelado
sin oír al momento las voces de la verdad:
¡El que tú buscas está aún más allá!
Y aunque la apariencia de las criaturas te deslumbre
con la magia de sus lentejuelas,
su realidad profunda te grita al instante:
"Somos una tentación, no seas perjuro" (Qur'an, 2, 102).
20
Pedirle algo es pensar mal de El.
Buscarle es estar en Su ausencia.
Buscar a otro es carecer de pudor para con El.
Y pedir a otro ¡ya es estar muy lejos de El!
21
No exhalas un soplo
sin que en ti se cumpla uno de Sus decretos.
22
No estés esperando a que cesen (en ti) las alteraciones,
pues entonces, en el estado en que El te pone,
no estarías atento a El sólo.
23
Mientras permanezcas en este bajo mundo,
que no te extrañen las tribulaciones:
sencillamente revelan qué atributos se merece
y cómo se le debe calificar.
24
¡Nada de lo que pretendes obtener por tu Señor es imposible!
¡Nada de lo que quieres obtener por ti mismo es fácil!
25
Este es signo del éxito final:
regresar al Allah en los principios.
Aquél cuyos principios sean iluminados,
iluminado también será su final.
26
Lo que ha sido depositado invisible en las conciencias,
se transparenta en el testimonio de las apariencias.

Capítulo 4

27
¡Qué distancia entre el que prueba por El
y el que pretende probarle!
El primero reconoce la verdad donde la ve
y lo afirma todo
por la existencia de su principio.
El segundo, al dar pruebas de Allah,
demuestra cuan lejos se halla de El.
Si no, ¿desde cuando está El ausente
para que haya que probarle?
¿O desde cuando está lejos
para las criaturas que vienen a El?
28
"Que el que viva en la abundancia,
gaste según su abundancia" (Qur'an, 65, 7):
éstos son los que han llegado a El;
"y el que haya recibido con medida" (Ibíd.)
son los que todavía caminan hacia El.
A éstos últimos les guían
las luces de la orientación,
mientras que los primeros poseen
las luces del cara a cara.
Aquéllos van por las luces.
A éstos las luces les vienen,
pues pertenecen a Allah y nada más:
"Di: Allah, y deja que se entretengan
con sus discusiones" (Qur'an, 6, 91).

Capítulo 5

29
Más te vale buscarte defectos escondidos
que intentar descubrir
las cosas invisibles que te están veladas.
30
Allah no está velado:
en tus ojos está el velo,
pues para velar a Allah habría que cubrirle
y cubrirle es contenerle y abarcarle:
"Pero Allah domina
por encima de Sus servidores" (Qur'an, 6, 18).
31
Para mantenerte siempre atento
a la llamada de Allah
Y cerca de Su presencia,
suprime de tu humanidad todo atributo
contrario a tu condición de servidor.
32
Estar satisfecho de sí mismo:
tal es la raíz de toda desobediencia,
de todo descuido y de toda pasión.
Pero no estar nunca contento de ti
es la fuente de toda obediencia,
de toda vigilancia y de toda pureza.
Toma por compañero a un ignorante,
descontento de sí:
¡verás cómo para ti vale más
que un sabio satisfecho de sí!
Además, ¿de qué vale la ciencia
de un sabio contento de sí?
Y ¿sigue siendo ignorante
el que no está satisfecho de sí mismo?
33
El rayo de tu mirada interior
te permite ver Su cercanía;
la realidad de tu mirada interior
te hace ver que no eres nada ante Su ser;
la verdad de tu mirada interior
te permite ver Su ser
sin tu nada y sin tu ser.
34
Allah era, y nada era con El:
¡Y ahora es como era entonces!

Capítulo 6

35
Que tu ambición no elija por blanco
a otro que no sea El:
¡nunca el Generoso se ha quedado más corto
que las esperanzas!
36
No expongas a ningún otro
necesidades impuestas por El:
¿Quien podría levantar
lo que El mismo ha puesto?
En verdad, quien no es capaz
de socorrerse a sí mismo
¿cómo podría socorrer a los demás?
37
Si a causa de Sus atributos no logras
hacerte de un juicio favorable,
háztelo a causa de la forma en que te trata:
¿a qué te ha acostumbrado sino a Su bondad
y de qué te ha nutrido sino de Sus favores?
38
Lo verdaderamente asombroso es querer huir
de lo que nadie escapa nunca
y aferrarse a lo que necesariamente se irá:
"No son los ojos los que se ciegan,
sino los corazones del pecho
los que se ciegan" (Qur'an, 22, 46).
39
Como el asno que da vueltas a la muela,
que su punto de llegada
siempre es el de partida:
lo mismo serás tú si vas
de una criatura a otra.
Mejor es que vayas de las criaturas
a su Creador,
pues "todo al fin vuelve a tu Señor"
(Qur'an, 53, 42).
Y considera el dicho del Profeta:
"el que emigra hacia Allah y Su Profeta,
ciertamente hacia ellos emigra;
mas el que emigra
en pos de una cosa de este mundo
o de una mujer para casarse,
sólo emigra para eso."
Comprende la frase: "sólo emigra para eso."
Y medítala, si estás dotado de inteligencia.

Capítulo 7

40
Aquél cuyo ejemplo no te induzca al bien
y cuyas palabras no te orienten hacia Allah:
¡no vayas con él!
41
Si vas con uno peor que tú, corres el peligro
de creerte mejor de lo que eres.
42
No hay obra mínima
si proviene de un corazón desapegado
ni obra importante
si proviene de un corazón lleno de deseos.
43
Las buenas obras son consecuencia
de buenos estados
y éstos son frutos de haber echado raíces
en las moradas donde se permanece.
44
No abandones el Recuerdo
porque en él no te halles
en presencia de Allah.
Pues es peor descuidar el Recuerdo
que tener un descuido en el Recuerdo.
Puede que Allah te eleve
de un Recuerdo hecho con descuido
a otro efectuado atentamente,
y de éste
a un Recuerdo en que llegues
a estar presente ante El,
y aun de éste
a otro en que llegues a estar ausente
a todo lo que no sea el objeto del Recuerdo:
"Y esto para Allah no es nada difícil"
(Qur'an, 14, 20).
45
Signo de muerte del corazón:
no entristecerte por los actos de obediencia
que has dejado de cumplir
y no lamentar las faltas
que has cometido realmente.
46
Por muy grande que sea tu pecado,
mantén un prejuicio favorable a Allah.
El que conoce a su Señor sabe
que nada es su pecado ante Su generosidad.
47
Ninguna falta es mínima
si El te opone Su justicia. Ninguno es grande
si El te acoge en Su misericordia.
48
La obra más provechosa para el corazón
es aquélla en la que ni te fijas,
que incluso la juzgas indigna de existir.
49
Si te envía un soplo divino
es para que por él llegues a El.
Te lo envía para sustraerte
de las manos de los otros
y liberarte
de la esclavitud de las criaturas,
para arrancarte de la cárcel de tu ser
y arrojarte
al aire libre de la contemplación.
50
Las luces son corceles
para corazones y conciencias.
51
La luz es el ejército del corazón,
así como la tiniebla es el del alma:
cuando Allah asume la defensa de Su servidor,
le asiste con el ejército de luces
y aleja de él las fuerzas tenebrosas
de todo lo que no es El.
52
Corresponde a la luz levantar el velo
ante el ojo interior, juzgar,
y al corazón
dar un paso al frente o retroceder.
53
Que tu observancia no te complazca
por venir de ti
sino por venir de Allah
a través de ti.
"Di: por la gracia de Allah
y por Su misericordia,
que de todo ello se complazcan, pues mejor es
que lo que atesoran" (Qur'an, 10, 58).
54
A los que caminan hacia El
y a los que han llegado
Allah no les deja ver sus propios actos
ni contemplar sus propios estados de Unión:
a los primeros
porque en tales actos y estados
aún no han realizado
la sinceridad con El,
a los segundos
porque al contemplarle a El
han perdido todo interés
en sus estados y sus actos.

Capítulo 8

55
La bajeza de alma siempre sale
de la semilla de la avidez.
56
¡Lo que más te conduce
es la ilusión!
57
Eres libre de una cosa
cuando renuncias a ella,
esclavo
cuando la codicias.
58
Quien no vaya a Allah
por las caricias de Sus favores,
ante El será llevado
por las cadenas de la prueba.
59
El que no acoge los favores divinos
con acciones de gracias
corre peligro de perderlos,
el que muestra su reconocimiento
los retiene encadenados.
60
Ten cuidado: si te envía Sus favores
aunque te sigas comportando mal
te está llevando insensiblemente
a tu perdición:
"Les llevaremos paso a paso a la perdición
por donde no se imaginan"
(Qur'an, 7, 182).
61
Si tarda en llegarle el castigo
pese a comportarse mal con Allah,
el principiante se dice en su ignorancia:
si mi comportamiento fuera represensible
Allah me habría dejado de socorrer,
apartándome de Su lado.
En verdad que ya no te socorre
y tú lo ignoras,
aunque sólo sea privándote
de más aumentos de Sus gracias.
Y ya te ha arrojado de Su lado
sin que te apercibas,
aunque sólo sea abandonándote
a tus caprichos.
62
Si ves a un creyente al que Allah obliga
a practicar devociones externas
y le mantiene durante largo tiempo
en este menester,
aún después de haberle favorecido
muchas veces con Sus gracias,
no desprecies lo que su Señor le otorga
porque no veas en él
ni la marca de los sabios
ni el gozo de los amantes:
no existirían prácticas externas
si tampoco hubiera estados de Unidad.
63
A algunos Allah les reserva para Su servicio,
a otros les honra con Su amor:
"A unos y a otros,
a todos les concederemos en abundancia
de los dones de tu Señor.
Los dones de tu Señor no se niegan a nadie.

Capítulo 9

64
Es raro que las visitas divinas
no sean súbitas.
Así nadie presume
de haberlas merecido.
65
Si ves a uno que contesta todas las preguntas
y exterioriza cuanto contempla
y da noticia de todo cuanto aprende,
sabe que es un ignorante.
66
En el otro mundo El ha situado
el lugar donde recompensa
a Sus servidores creyentes
porque el mundo de aquí no puede contener
lo que El les quiere dar.
Además, le aprecia demasiado
para recompensarlos en un mundo pasajero.
67
Encontrar en este mundo
el fruto de tu acción:
prueba de que ha sido aceptada en el otro.
68
¿Quieres saber lo que vales para El?
Fíjate en qué te emplea.
69
Cuando Allah te hace obediente y,
por tu obediencia, desprendido para con El,
sabe que te está colmando con Sus gracias,
externas e internas.

Capítulo 10

70
Lo mejor que puedes pedirle:
¡lo que El pide de ti!
71
Entristecerse por haber desobedecido
y no luchar por enmendarse
es signo de ilusión.
72
Sabio no es el que
en el lenguaje figurado
descubre que Allah le es más íntimo
que su propia alusión,
sino el que ya ni lenguaje figurado tiene,
extinguido en el ser de Allah
y concentrado en Su contemplación.
73
La esperanza va acompañada por la acción;
si no, es una veleidad.
74
Esto piden los gnósticos a Allah:
servirle con sinceridad
y salvaguardar los derechos del Señorío.
75
El te pone en el consuelo
para no dejarte en el desconsuelo
y te pone en el desconsuelo
para no dejarte en el consuelo.
Luego te arranca de uno y de otro
para que a nada pertenezcas sino a El.
76
Mucho más que al desconsuelo
el sabio teme al consuelo:
pocos durante el consuelo permanecen
dentro de los límites de la cortesía
pues en el consuelo el alma encuentra gusto,
mas ninguno encuentra en el desconsuelo.
77
Puede que al colmarte Allah te prive
y que privándote te colme.
Pues si privarte
te abre la puerta de la inteligencia,
la privación es un regalo.
78
El exterior de las criaturas es un cebo
y su interior una advertencia.
El alma se contenta con el engañoso exterior
pero el corazón
penetra en la intimidad de la advertencia.
79
¿Aspiras a un poder que no perece?
No te apoyes en ningún poder
condenado a su extinción.
80
La verdadera travesía milagrosa es
cuando rechazas de ti el espacio del mundo
y ves al Más Allá
más cerca de ti que tú mismo.
81
Los dones que provienen de las criaturas
son privaciones.
Las privaciones que vienen de Allah
son favores.

Capítulo 11

82
Allah es demasiado grande
para recompensar al término del plazo
al servidor que Le sirve al contado.
83
De recompensa a tu obediencia
basta con que te haya juzgado digno de ella.
84
A los que obran por El
les basta, de recompensa,
con lo que El les revela al corazón
cuando le obedecen,
y con lo que El les gratifica
al darles acceso a Su intimidad.
85
Quien le adore por algo que de El espere
o para obedeciéndole evitar Su castigo,
no hace en verdad justicia a Sus atributos.
86
Dándote manifiesta Su bondad,
privándote manifiesta Su poder:
en ambos casos se te da a conocer
y a ti viene en Su solicitud.
87
La privación te duele
al no ver en ella la intención de Allah.
88
Puede que El te abra
la puerta de la obediencia
sin abrirte la de Su complacencia,
puede también que El decrete
para ti el error
y que, gracias a éste, llegues por fin a El.
89
Desobediencia
seguida de humildad e indigencia
vale más que obediencia seguida de orgullo y vanidad.
90
Dos gracias que toda criatura necesita
y de las que no escapa ningún ser:
recibir la existencia y luego el socorro.
Primero te hace el regalo de existir,
luego te sigue ayudando.
91
Tu indigencia te es esencial:
las causas que la mantienen
recuerdan sólo
lo que aún te queda oculto de ella,
y a una indigencia esencial
los accidentes no pueden suprimirla.
92
Tu mejor momento:
cuando te ves en la indigencia
y reducido a un estado de insignificancia.
93
Cuando te aísla de Sus criaturas,
es que quiere abrirte
la puerta de Su intimidad.
94
Cuando El te pone una súplica en la lengua
es que te la quiere conceder.
95
El sabio siempre se siente necesitado
y nunca encuentra satisfacción
en otro distinto que Allah.
96
Ha iluminado El las cosas visibles
con las luces de Sus criaturas,
y las conciencias
con las luces de Sus atributos.
Esta es la razón de que se eclipsen
las luces de las cosas
y nunca se apaguen
las de corazones y conciencias.
Por eso se ha dicho:
el sol del día se pone de noche
pero el de los corazones no desaparece jamás.

Capítulo 12

97
Que se te aligere el peso de la prueba
al saber que es El quien te está probando,
pues Aquél cuyos decretos te asaltan
es El mismo que para ti
siempre ha elegido el bien.
98
Imaginar que Su benevolencia
está divorciada de Sus decretos
delata una gran cortedad de vista.
99
Tratándose de ti
lo que hay que temer
no es que tus caminos se confundan,
sino que te arrebate la pasión:
eso es lo que preocupa de ti.
100
¡La alabanza a Aquél que ha velado
el secreto de la Elección para la santidad
bajo un exterior humano
y Se ha manifestado
en la majestad del Señorío,
provocando servidumbre!
101
No acuses a tu Señor
de que tarda en acogerte,
más bien acúsate a ti mismo
de retrasarte en el comportamiento correcto.
102
Cuando te permite cumplir
en lo externo Sus mandatos,
mientras interiormente te abandonas a El,
te está concediendo un gran favor.
103
Quien con certeza ha sido objeto de Elección
no necesariamente ha alcanzado
la liberación perfecta.

Capítulo 13

104
No desprecies las prácticas externas
como el ignorante.
El soplo Divino existe en el otro mundo
pero las prácticas externas
desaparecen con éste.
Es más urgente ocuparse primero
de lo que no persiste.
Además, la práctica externa
es lo que El exige de ti
mientras que el soplo Divino
es lo que tú solicitas de El.
¿Qué medida puede existir, común
a lo que El exige y tú solicitas?
105
Los auxilios afluyen
según las predisposiciones
y las luces brillan
según la pureza de las conciencias.
106
El ignorante se pregunta al levantarse:
¿qué voy a hacer hoy?
Y el sabio:
¿qué va a hacer hoy Allah de mí?
107
Devotos y ascetas se asustan de todo
porque todo les aparta de Allah.
Si Le vieran en todo
no se asustarían de nada.
108
En este mundo te ordena Allah que mires
a Sus criaturas,
que ya desplegará ante ti en el otro
la perfección de Su esencia.
109
Como te sabe impaciente por llegar a El
te ha hecho ver lo que de El proviene.
110
Cuando Allah te supo propenso a aburrirte
modificó para ti lo prescrito,
mas sabiéndote propenso también
a precipitarte
te señaló las horas de su cumplimiento.
Así, tu cuidado será orar,
y no cumplir con la observancia de un ritual:
pues no todo el que cumple con la oración
está orando.
111
La oración purifica los corazones
y abre la puerta de lo incognoscible.
112
La oración es lugar del coloquio
y fuente de la fidelidad.
En ella se ensancha el campo de la conciencia
y brilla el esplendor de las luces.
Conocedor de tu debilidad,
ha disminuido el número de oraciones.
Pero sabiendo también
cuánto necesitas de Sus favores,
las ha multiplicado en frutos.
113
¿Reclamas algo a cambio de tu acto?
Pues así te será reclamado
que lo hagas con sinceridad:
el que no tiene confianza
basta con que le ofrezcan seguridad.
114
No pidas nada a cambio de una acción
de la que no eres autor.
Suficiente recompensa por tu obra es
que El se digne aceptarla.
115
Como cortesía para contigo
te atribuye lo que El mismo crea.
116
Ilimitada es la censura que mereces
si El te entrega a ti mismo,
pero inagotable es
tu merecimiento de alabanzas
si El manifiesta en ti Su generosidad.
117
¡A los atributos de Su señorío quedes atado,
realizando en ti
los atributos de tu servidumbre!
118
Si te ha prohibido apropiarte
de lo que no es tuyo
sino de otras criaturas,
¿cómo te iba a dejar que te apropiases
lo que constituye la calidad
de Quien es "Señor de los mundos"
(Qur'an, 1, 2)
119
¿Cómo quieres que se interrumpa para ti
el curso habitual de las cosas
si tú no interrumpes en tu alma
los malos hábitos?
120
Lo importante no es la petición que hicieras
sino que seas gratificado
con una buena conducta.
121
La mejor oración para pedir
es una extrema indigencia;
miseria y pobreza:
éstas atraen muy pronto a ti los dones.
122
Si para llegar a El
primero tuvieras que acabar con tus vicios
y aniquilar tus pretensiones,
jamás llegarías a El.
Pero cuando El quiere
hacerte llegar a Sí mismo
cubre tus cualidades con Sus cualidades
y tus atributos con Sus atributos
y luego te hace llegar a El,
no por lo que va de ti a El
sino por lo que va de El a ti.

Capítulo 14

123
Si el velo de Su bondad
no cubriese tus acciones,
ninguna merecería ser admitida.
124
Más necesitas Su clemencia
cuando Le obedeces
que cuando Le desobedeces.
125
De la desobediencia hay una doble manera
de librarse durante la acción,
por miedo a quedar desacreditados
ante los demás.
Pero los Privilegiados
quieren librarse antes aún,
por temor a resultar despreciables
a ojos del Rey Verídico.
126
El que te honra,
honra en verdad el velo de Su bondad.
Es a El a quien tienes que dar las gracias
y no al que te honra o te enaltece.
127
El verdadero compañero es el que
sabe tus defectos
y, sin embargo, sigue contigo.
Pero esto sólo es cierto
de tu Señor el Generoso,
pues tu mejor amigo
es el que te busca por ti mismo
y no por lo que vaya a obtener de ti.
128
Si brillase la luz de la certidumbre,
verías al otro mundo demasiado cerca de ti
para emprender éxodo hacia él
y verías ya el eclipse de la aniquilación
cubriendo las bellezas de este mundo.
129
No es que coexiste con Allah
un ser que le oculta de ti:
¡nada coexiste con El!
Tuya es la ilusión
de que algo coexiste con El
y ella es la que Le oculta.
130
Si no hubiera Su transparencia
en las cosas creadas,
ninguna sería visible.
Pero si aparecieran Sus atributos,
Sus criaturas desaparecerían.
131
Porque está escondido
hace El aparecer todas las cosas,
pero El, que es el Evidente,
recubre el ser de todas las cosas.
132
Te ha permitido considerar
lo que hay en las cosas creadas
pero no que te apegues ellas:
"Di: considerad lo que hay en los cielos"
te ha abierto la puerta del entendimiento.
Pero no dice "considerad los cielos"
para no orientarte hacia la existencia
de los astros.
133
Los universos se afirman
porque El les da firmeza
y se desvanecen
ante la unicidad de Su esencia.

Capítulo 15

134
Las gentes te alaban
por lo que se figuran de ti
pero tú censura a tu alma
por lo que sabes de ella.
135
¿Alabado?
El creyente se avergüenza ante Allah,
pues teme que le alaben por una cualidad
que él no ve en sí mismo.
136
No hay mayor ignorante
que el que trueca certidumbres,
que son suyas,
por opiniones, que son de otros.
137
¿Hace que te alaben y tú no te ves digno?
¿Alábale tú a El si le ves digno!
138
¿Que se alaba al asceta?
Lo que se le provoca es tristeza
pues ve que las alabanzas
provienen de lo creado.
Pero a los sabios
se les ensancha el corazón
pues ven que esta alabanza
proviene del Rey Verídico.
139
Si tu corazón se ensancha
cuando recibes un favor,
y se encoge cuando no te es concedido,
sabe que aún te encuentras
en la fase infantil
y que no eres sincero en tu devoción.

Capítulo 16

140
¿Has cometido una falta?
No desesperes, por ello, de alcanzar
la rectitud con tu Señor.
¡Acaso haya sido la última falta
que estaba decretada para ti!
141
¿Quieres que la puerta de la esperanza
se abra para ti?
Considera lo que viene de El a ti.
Pero si buscas la puerta del temor,
considera lo que va de ti hacia El.
142
Concede El más, a veces,
en la noche del desconsuelo
que lo que puedas adquirir
en la iluminación del día del consuelo:
"no sabéis cual de ellos os es más allegado
en utilidad"
(Qur'an, 4, 11).
143
El lugar donde amanecen las luces
está en los corazones
y en la intimidad de las conciencias.
144
En el fondo de los corazones
hay colocada una luz
que está mantenida
por la luz que proviene
de los tesoros del Más Allá.
145
Existe una luz mediante la cual
te revela Sus criaturas
y otra mediante la cual
te descubre Sus atributos.
146
A veces las luces
son obstáculos para el corazón,
como para el alma
el velo espeso de las cosas.
147
Tras el espesor de las apariencias
ha escondido las luces
de lo íntimo de las conciencias:
demasiado altas están
para que la exteriorización las envilezca
o la vanidad las exhiba.

Capítulo 17

148
Gloria a Aquél que no permite descubrir
quienes son Sus amigos
sino mediante signos
en los que El Mismo se deja descubrir,
que sólo los da a conocer
al que quiere conducir hacia Sí mismo.
149
A veces te revelará
lo incognoscible de Su reino
e impedirá que se levante para ti el velo
que oculta los secretos de Sus servidores.
150
El que descubra los secretos del creyente
y no imite la misericordia divina,
su descubrimiento será una prueba para él
y causa de desgracia.
151
Evidente y clara es la búsqueda de sí mismo
en la desobediencia,
pero escondida y disimulada en la obediencia:
¡y qué difícil es remediar lo escondido!
152
Hay ocasiones en que la hipocresía
se introduce en ti
aun cuando nadie te ve.
153
Tu deseo de que las gentes conozcan
tu Elección:
señal de que no eres sincero en tu práctica.
Haz que desaparezca la mirada de las gentes
sobre ti
en la mirada de Allah sobre ti,
y que la visión de Sus visitas
te vuelva ausente a las visitas de aquéllas.
154
Quien conoce a Allah
Le ve en todas las cosas,
quien se ha aniquilado en El
se vuelve ausente a todas las cosas
y quien Le ama
no puede preferir nada antes que a El.
155
Lo que te vela a Allah
es el exceso mismo de Su proximidad.
Se vela El mismo
con Su excesiva manifestación,
y Se oculta a los ojos
con la intensidad de Su luz.

Capítulo 18

156
No reces para obtener alguna cosa de El,
pues demostrarías cuan poco Le conoces.
Reza para manifestar tu condición de siervo
y rendir tributo a Su señorío.
157
¿Cómo la petición, que es posterior,
podría ser causa del don Suyo
que la ha precedido?
¡El juicio anterior al tiempo
es demasiado trascendente
para guardar relación con causa alguna!
158
Su providencia para contigo
y sin nada por tu parte:
¿Dónde estabas cuando dirigió hacia ti
Su providencia
y volvió hacia ti Su solicitud?
Ciertamente que en Su preeternidad no había
ni acciones sinceras ni estados místicos.
¡Sólo había pura gratuidad por Su parte,
y don magnifico!
159
Como no ignora que el creyente aspira
a conocer el secreto de la Providencia,
El ha dicho:
"Para su misericordia escoge a quien quiere"
(Qur'an, 3, 74).
Mas como tampoco ignora que si le dejara así abandonaría toda acción
para fiarse de lo que ha sido decretado
antes del tiempo,
ha añadido:
"la misericordia de Allah está cerca
de los bienhechores"
(Qur'an, 7, 56).
160
En la voluntad divina
se fundan todas las cosas
pero ella no se funda en cosa alguna.

Capítulo 19

161
A veces la cortesía les inspira
abandonar toda petición
y fiarse de Su reparto,
pues Su conmemoración les distrae de pedir.
Además, sólo el que puede distraerse
necesita aviso
y sólo se apremia al olvidadizo.
162
La llegada de aflicciones
es festividad para los principiantes.
163
A veces las aflicciones te darán más
que el ayuno o la oración.
Las aflicciones son un desfile de regalos.
164
¿Quieres ser colmado de regalos?
Haz que pobreza e indigencia
sean verdad en ti:
"pues para los pobres son las limosnas"
(Qur'an, 9, 60).
165
Realiza en ti tus atributos
El te ayudará con los Suyos
Realiza en ti la humildad
El te ayudará con Su grandeza
Realiza la incapacidad
El te asistirá con Su omnipotencia
Realiza la debilidad
El te sostendrá con Su fuerza y Su poder.
166
En ocasiones es favorecido con dones
quien aún no posee la rectitud perfecta.
167
Señal de que es el propio Allah
quien te pone en un estado,
es que te mantiene en él mucho tiempo
con buenos resultados.
168
El que habla basándose en las buenas acciones
que realiza
se verá reducido al silencio por sus faltas.
El que habla basándose en los favores
que recibe de Allah
no se callará aunque yerre.
169
Las luces de los sabios
preceden a sus palabras.
Así, donde ha habido iluminación
penetra la inspiración.
170
Toda palabra viene al exterior
con la marca del corazón que la profiere.
171
¿Que a uno se le autoriza a expresarse?
Su expresión será comprensible
para los oídos del mundo
y su lenguaje, claro para todos.
172
Puede que las verdades aparezcan
con su luz ensombrecida
si no te han permitido que las reveles.
173
Cuando se expresa un sufí es porque se le desborda el éxtasis
o para instruir a un principiante.
El primer caso es el de los buscadores;
el segundo, el de los maestros confirmados
en las realidades de la experiencia.
174
Las palabras son alimento
para oyentes menesterosos:
sólo te dan lo que tomas de ellas.
175
A veces habla de una estación de Unidad
quien apenas la ha entrevisto
y otras, quien está instalado en ella:
esto resulta ambiguo
excepto para el que posee mirada interior.
176
Al buscador le está vedado expresarse
sobre lo que acontece en su corazón:
le disminuiría el efecto
y le impediría ser sincero con su Señor.
177
No tiendas la mano
para recibir de las criaturas
a menos de ver en ellas
que el donador es tu Señor.
Si es así,
toma lo que la ciencia del Din te autoriza.
178
Si a veces el sabio siente pudor
incluso de presentar una simple petición
a su Señor, pues preferiría contentarse con Su decisión
¿cómo no le daría vergüenza pedir
a una criatura?

Capítulo 20

179
¿Dudas entre dos cosas equivalentes?
Considera cual le es más penosa al alma
y síguela:
¡sólo la verdadera pesa!
180
Señal de que está uno siguiendo a la pasión:
afanarse en obras gratuitas
y descuidar el cumplimiento
de las obligatorias.
181
Ha vinculado las prácticas obligatorias
a tiempos determinados
para que la tentación de aplazarlas
no te aparte de ellas,
pero ha fijado el momento con holgura
para dejar sitio a tu libre elección.
182
Sabiendo el poco entusiasmo
que ponen Sus fieles al servirle,
les ha impuesto el cumplimiento
de Sus prescripciones,
llevándoles así hacia El
con las cadenas de la obligación:
"tu Señor se asombra de gentes
que hay que llevarlas al Paraíso
con cadenas."
183
¿Te obliga a servirle?
¡No, sólo te obliga a entrar en Su Paraíso!
184
El que se asombra de que Allah
pueda librarle de sus pasiones
y sacarle del abandono en que se encuentra,
juzga impotente la Omnipotencia divina:
"Mas sobre todas las cosas Allah tiene poder"
(Qur'an, 18, 45).
185
Para enseñarte a apreciar Sus favores
te hunde a veces en las tinieblas:
el que no aprecie los regalos recibidos
¡Ya los echará de menos
cuando se les retiren!
186
Ante la afluencia de dones divinos,
el asombro no te debe distraer
del deber de dar las gracias.
¡Si no, tu rango quedaría rebajado!
187
Enfermedad intratable:
cuando la dulzura de la pasión
manda en tu corazón.
Sólo una amenaza temible
o un deseo angustioso
echan del corazón a la pasión.
188
Igual que no Le gusta una acción compartida,
tampoco quiere compartir el corazón:
la acción compartida, la rechaza;
el corazón compartido, no lo visita.

Capítulo 21

189
Hay luces a las que se ha permitido llegar (al corazón)
y otras a las que se ha permitido entrar (en el corazón).
A veces las luces afluyen sobre ti, pero
al encontrar tu corazón
rebosando imágenes de lo creado,
se vuelven, por donde habían venido,
a su punto de origen.
Vacía tu corazón de lo creado.
El te lo llenará de conocimiento
y de secretos.
190
¿Te parece que tarda El mucho
en dar por terminada tu aflicción?
¡Mira pues con cuánta lentitud
te vuelves tú hacia El!
191
Lo que está prescrito para cada tiempo
se puede cumplir
pero, con las exigencias de cada tiempo
¿cómo corresponder?
Pues cada nuevo tiempo que viene
renueva también lo que Allah te exige
y refuerza Su mandato.
¿Cómo podrías cumplir
deberes de tiempos pasados
cuando hay que ocuparse de los del presente?
192
Lo que has perdido de tu vida
es insustituible
pero inestimable es
lo que has ganado de ella.
193
¿Deseas una cosa?
¡De ella eres su esclavo!
Y de nadie sino de El
quiere Allah que lo seas.
194
Ni tu obediencia Le favorece
ni tu desobediencia Le perjudica.
Si te impone aquélla y te prohíbe ésta,
es por lo que una u otra te van a dar a ti.
195
Darse a El no añade nada a Su poder,
alejarse de El no lo disminuye en nada.

Capítulo 22

196
Alcanzar a Allah
no es sino alcanzar el conocimiento de Allah.
El es demasiado trascendente
para unirse a una cosa
o para que una cosa se una a El.
197
Acercarte a El es sólo
ser testigo de Su proximidad.
Si no ¿qué relación entre tú
y la realidad de Su proximidad?
198
Durante la manifestación divina
las verdades afluyen en bloque,
pero su esclarecimiento se efectúa
luego de haber retornado a la conciencia:
"Mientras lo leemos
estáte atento a su lectura.
Luego Nosotros te lo explicaremos"
(Qur'an, 75, 1819).
199
Cuando las visitas divinas afluyen a ti,
trastocan tus costumbres:
"Cuando los reyes entran en una ciudad,
la despojan"
(Qur'an, 27, 34).
Estas visitas son mensajeras
del Conquistador:
no encuentran obstáculo que no pulvericen:
"Y arrojamos la verdad contra la mentira
y la pulveriza: no existe"
(Qur'an, 21, 18).
200
¿Allah velado
cuando es en El donde el velo
aparece, existe y está?
201
No desesperes de ver aceptada una acción
en la que no te has encontrado presente:
pues actos se aceptan a veces
cuyos frutos no se revelan al momento.
202
No juzgues favorablemente
una manifestación interior
antes de conocer sus frutos:
La nube no es deseada por la lluvia
sino por los frutos que nacen de ésta.
203
No intentes prolongar
las manifestaciones divinas
cuando ya han manifestado sus luces
y entregado sus secretos:
¡en Allah posees una riqueza
que te dispensa de todas las demás
pero de la que nada te puede dispensar!
204
Tu deseo de retener las cosas:
¡señal de que no Le has encontrado aún!
El desconsuelo que deja en ti el perderlas:
¡prueba de que no estás a El unido!

Capítulo 23

205
Cualesquiera que sean sus muchas formas,
la felicidad proviene de Su visión
y Su proximidad;
y el tormento, de que no Le sientes
junto a ti.
La causa, pues, del tormento
es el velo que Le oculta,
mientras que la felicidad perfecta
es contemplar el Rostro de Allah,
el Magnífico.
206
Los corazones sufren dolores y tristezas
sólo porque están privados de Visión.
207
Termina Su favor para contigo
al darte lo que te basta
y quitarte lo que te habría descarriado.
208
Que sean menos tus motivos de gozo
y menos serán también los de tristeza.
209
Si no quieres ser destituido
rechaza una soberanía
que para ti es efímera.
210
Los principios son tentadores (en este mundo)
pero el final te echa para atrás.
El exterior (de las cosas)
te resulta atractivo
pero su interior te invita a rechazarlas.
211
Allah ha hecho (de este mundo)
lugar de lo que no es El
y hogar de todo desacuerdo
para que renuncies a ello.
212
Sabiendo que no aceptas el mero consejo,
El te ha puesto a prueba en este mundo
para que te sea más fácil su renuncia.
213
Ciencia útil:
la que inunda el pecho con sus rayos
y descorre el velo del corazón.
214
La mejor ciencia es
la que va acompañada de temor.
Si la ciencia se alía al temor,
va a tu favor.
Si no, va contra ti.
215
Cuando sufres por el abandono de las gentes
o por su mala lengua,
refúgiate en el conocimiento
que Allah tiene de ti:
si tal conocimiento no te bastare
sabe que ésta es aún mayor desdicha
que estar expuesto a la maldad humana.
216
Hace que los demás te hagan sufrir
para que no descanses en ellos.
Quiere volverte insatisfecho de todo
para que nada te distraiga de El.
217
Ya sabes que el Shaetan te acecha sin cesar:
por lo tanto, no pierdas de vista tampoco
a Aquél que te lleva sujeto
"por el mechón de la frente"
(Qur'an, 11, 56).
218
Ha hecho de Shaetan tu enemigo
para que huyas hacia El,
y excita al alma contra ti
para que no dejes de acercarte a El.

Capítulo 24

219
El que se proclama humilde
es el verdadero orgulloso, pues sólo se puede ser humilde
en relación a una grandeza.
Atribuirse a sí mismo esta grandeza
es ser verdaderamente orgulloso.
220
Humilde no es aquél
que en su acto de humildad
se considera superior a lo que hace,
sino el que rebajándose
se considera inferior a lo que hace.
221
La verdadera humildad es la que nace
de la contemplación de Su grandeza
y de la manifestación de Su atributo.
Sólo la contemplación de lo que Le califica
puede liberarte de lo que te califica.
222
La alabanza a Allah distrae al creyente
de darse gracias a sí mismo
y los derechos de Allah le impiden recordar
sus propios intereses.
223
No es amante el que espera
que el amado le pague en la misma moneda
ni el que le reclama algún objeto.
Amante es el que se gasta por ti,
no aquél por quien tú te gastas.
224
Si no fuera por los espacios del alma
no habría caminar para los buscadores,
pues entre El y tú no hay distancia
que pueda salvar tu búsqueda
ni tampoco separación
que deshaga tu unión con El.
225
Te ha situado en un mundo intermedio
entre Su reinado y Su reino
para que veas la elevación de tu rango
entre Sus criaturas:
¡eres una perla escondida
en la concha de Su universo!
Este sólo contiene tu corporeidad
pero no puede englobarte
pues es real tu espiritualidad.
226
Si no le son abiertos
los espacios del Más Allá,
el hombre en el universo
es prisionero de su entorno
y está emparedado
en la figura de su propio yo.
227
Vas con las criaturas
mientras no hayas visto al Creador.
¡Pero ellas irán contigo
cuando Le hayas visto!
228
De la elección
para una situación de privilegio
no se sigue necesariamente
que ya no le afecten a uno
los atributos de humanidad:
Tal como las luces del día
que nacen en el horizonte
pero no emanan de él,
así es esta elección:
ya el sol de Sus atributos luce
en la noche de tu existencia,
ya lo retira de ti
devolviéndote a la condición
que te es propia.
El día, pues, no se eleva en ti de ti
sino que adviene en ti (del exterior).
229
Por la existencia de Sus nombres
y por éstos mismos afirma El Sus atributos
y por Sus atributos prueba El la existencia
de Su esencia: pues no es posible que un atributo
subsista en sí mismo.
Así, a los que están en éxtasis les revela
la perfección de Su esencia
y luego les lleva a la contemplación
de Sus atributos
y de éstos al apego a Sus nombres
y de Sus nombres a la contemplación de Sus efectos.
Pero los ascetas siguen el camino inverso.
Así, lo que es meta para los ascetas
es punto de partida para los extáticos
y lo que es partida para los extáticos
y lo que es punto de partida para los ascetas
lo es de llegada para los extáticos:
pero en un sentido diferente.
También sucede que se encuentren en camino:
unos subiendo, otros bajando.
230
Como las luces del cielo que sólo aparecen
en el Reinado visible (de este mundo),
así el valor de las luces de los corazones
y las conciencias sólo será conocido
en el Reino invisible (del Más Allá).
231
Probar en este mundo el fruto de las buenas obras
anuncia a los justos
que existe recompensa en el Más Allá.
232
¿Cómo puedes exigir recompensa
por una obra que El mismo te ha dado de limosna
o por un acto de sinceridad
con que El mismo te ha obsequiado?
233
Para unos la iluminación precede a las oraciones,
para otros las oraciones preceden a la iluminación:
el uno invoca a Allah
para que le ilumine el corazón,
el otro porque su corazón ya está iluminado.
234
Nunca huba oraciones exteriores
sino porque existen contemplación
y meditación interiores.
235
Te ha hecho testigo
antes de pedir tu testimonio.
Y al tiempo que las apariencias
proclamaban Su divinidad
los corazones y las conciencias realizaban en sí
la verdad de Su unicidad.
236
Allah te honra con una triple gracia:
de tí hace Su conmemorador
y sin Su gracia jamás serías digno
de evocar Su recuerdo;
hace que seas conmemorado en El,
confirmando Su relación contigo;
y por último, que seas conmemorado cerca de El,
poniendo así remate a Su gran favor.
237
Hay vidas largas en duración
pero poco ricas en auxilios divinos
y otras cortas en duración
pero ricas en auxilios divinos.
Aquél cuya vida es bendita atesora en poco tiempo
favores divinos tales
que desbordan del dominio de la expresión
y rebasan toda posible alusión.
238
El fracaso supremo es que,
una vez liberado de toda preocupación,
no te orientes hacia El
ni emprendas la partida hacia El
cuando los obstáculos han disminuído.
239
Meditar es que el corazón peregrine
por los espacios de las criaturas.
Es la luminaria del corazón:
sin meditación no hay luz en él.
240
La meditación es doble:
asentimiento y fé,
contemplación y visión.
Lo primero corresponde a los expertos en reflexión,
lo segundo a los maestros en contemplación
y discernimiento.

Carta nº 1

Sabe, pues, que el modo en que se empieza denota ya cómo se acabará: el que empieza en Allah, terminará también en El.
Lo que te da preocupaciones es lo que deseas y persigues, lo que descuidas es aquello a lo cual prefieres otra cosa.
Quien posee la certeza de que Allah le busca, buscará a Allah con sinceridad.
Quien sabe que todo está en manos de Allah se concentrará en abandonarse a El.
Sabe también que las bases de este mundo se tienen que derrumbar y que será despojado de sus esplendores. Sabio es, pues, quien se complace más en lo que persiste que en lo que se encamina hacia la nada:
¡Su luz ya resplandece con signos premonitorios!
En efecto, ya se ha apartado de este mundo sin dolor y lo ha rehuido, negándose a hacer de él su patria o a adoptarlo como lugar de reposo.
En el mundo, ha tomado impulso hacia Allah el Altísimo y ha cruzado el mundo apoyado en Allah para llegar a Allah.
Transportado por la fuerza de su alma como en montura que no se detuviese jamás y siguiera adelante sin descanso hasta depositarle en la presencia sagrada sobre la alfombra de la intimidad, lugar de las confidencias y el cara a cara, del encuentro y la conversación, de la contemplación y el descubrimiento.
La presencia sagrada se vuelve entonces nido donde el corazón se refugia, tomándolo por morada.
Si entonces desciende otra vez hacia el cielo de sus derechos o la tierra de sus intereses, lo hace autorizado y confirmado, arraigado ya en la certidumbre. Así, pues, no son la falta de cortesía ni el descuido los que le llevan de retorno a sus derechos, ni pasión ni afán de goce a sus intereses:
retorna a ellos en Allah,
para Allah, de parte de Allah
y a la vista de Allah.
"Y di: Señor, hazme entrar por la entrada de la sinceridad y salir por la salida de la sinceridad."
(Qur'an, 17, 80)
Que mi mirada esté fija en Tu fuerza y Tu poder cuando me hagas entrar y yo sometido y entregado a Ti cuando me hagas salir.
"Y dame de Tu parte un poder victorioso."
(Qur'an, 17, 80)
Que me haga vencedor, que haga vencedor por mí y que no haga a nadie vencedor de mí, un poder que me haga vencedor de la visión de mí mismo y aniquilo en mí el dominio de mis sentidos.   

Carta nº 2

Aunque el ojo del corazón vea que sólo Allah es responsable de un favor, la ley prescribe que hay que dar las gracias a Su criatura.
Pero a este respecto los hombres se dividen en tres categorías:
1. El inconsciente sumido en su inconsciencia: en él predominan los sentidos y para él se ha desvanecido la presencia sagrada.
Por tanto, considera que la acción proviene de las criaturas y no ve que pertenece al Señor de los mundos. Cae en asociacionismo manifiesto si lo plantea como dogma, o en asociacionismo implícito, si es relativo.
2. El hombre que ha tenido experiencia de la realidad, que se ha vuelto ausente a las criaturas tras la visión del Rey Verídico y en el cual la conciencia de las causas ha quedado anegada por la visita de la Causa de las causas.
Es, pues, éste un creyente deslumbrado por la Realidad, cuyos fulgores resplandecen ante él.
Ha recorrido la vía y la posee en todo su extensión, conciencia de las criaturas:
su ebriedad predomina sobre su lucidez,
su unión sobre su desunión,
su extinción sobre su existencia
y su ausencia sobre su presencia.
3. Más perfecto que él es el que también ha bebido pero cuya lucidez ha aumentado, que está ausente pero cuya presencia se ha acentuado;  su unión no le vela su desunión,
su desunión no le oculta su unión;
su extinción no le aparta
de su sobreexistencia
ni su sobreexistencia de su extinción:
a cada cosa le da su parte justa
y queda en paz con lo que le debía.
Por eso, cuando sobre la lengua del Profeta bajo del cielo la disculpa de la calumnia (Qur'an, 24, 1115), Abu Bakr dijo a A'isha:
"¡Oh, A'isha, da gracias al Profeta!"  Y ella le contesto: "¡Por Allah! ¡Sólo daré gracias a Allah!"
Abu Bakr le indicaba la estación más perfec ta: la sobreexistencia, que implica afirmación de las criaturas, puesto que Allah dijo:
"Sé agradecido Conmigo y con tus padres"
(Qur'an, 31, 14).
Igual que el Profeta dijo:
"No es agradecido para con Allah quien no lo es con los hombres."
Pero A'isha estaba en aquél momento conmocionada en sus sentidos, ausente para las criaturas.
Por eso no vio más que al Unico, al Poderoso.   

Carta nº 3

Acerca del dicho del Profeta:
"Se ha hecho de la oración refresco para mi vista"
Ibn 'Atá'llah dijo, contestando a quien le preguntó si aquello le era propio o si también otros beben de esta fuente y toman parte de ella:
El refresco de la vista en la contemplación es proporcional al conocimiento del objeto contemplado. Comoquiera que en el Profeta este conocimiento fuera insuperable, ninguna vista posee el frescor de la suya.
Ahora bien, si decimos que el frescor de su vista en la oración viene de la contemplación de la majestad del objeto contemplado, es porque él mismo alude a ello diciendo "en la oración" y no "por la oración." Pues el Profeta sólo puede hallar el frescor de la vista mediante su Señor.
No podía ser de otro modo tratándose de quien había predicado esta estación y la recomendaba a los demás con estas palabras:
"Sirve a Allah como si le vieras."
Pero es imposible verle y contemplar otra cosa con El.
Sin embargo, alguien ha objetado:
Puede que el Profeta halle el frescor de su vista "por" la oración, pues ésta es un don de Allah y proviene de Su favor.
Es imposible que no disfrutara de ella ni en ella encontrara refresco para su vista, pues el Señor ha dicho:
"Di: por la gracia de Allah y por su misericordia, que de todo esto disfruten" (Qur'an, 10, 58).
Sabe que, para quien discierne el secreto de la Palabra, la respuesta viene sugerida en la misma aleya. Pues dice: "que te todo esto disfruten" y no "disfrute".
¡Oh, Muhammad, diles que disfruten del don y del favor, pero a ti, que tu gozo sea en el Favorecedor, como reza otra aleya:
"Di: ¡Allah! Y deja que se entretengan con sus discusiones"
(Qur'an, 6, 91).   

Carta nº 4

Con respecto a los dones que descienden sobre ellos, los hombres se comportan de tres modos:
1. Está el que se complace en los dones, pero no por Quien los ha donado ni por cual ha sido Su origen, sino por el gusto que encuentra en ellos. Es un inconsciente y en él se cumplen estas palabras del Altísimo:
"Cuando por fin exultaban de gozo por lo que les había sido dado, les arrebatamos súbitamente"
(Qur'an, 6, 44).
2. Está el que se complace en los dones por serlo de Quien los envía y gracia de Quien los concede.
En él se cumplen estas palabras de Allah: "Di: por la gracia de Allah y por Su misericordia, que de todo ello se complazcan, pues mejor es que lo que ellos atesoran"
(Qur'an, 10, 58).
3. Y por último está el que se complace en Allah y no queda prendido de los dones ni por placer manifiesto ni por agradecimiento interior.
La contemplación de Allah le distrae de todo lo demás y de tal modo se concentra en El que no ve más que a El solo.
En él se cumplen las palabras del Altísimo:
"Di: ¡Allah! Y deja que se entretengan con sus discusiones"
(Qur'an, 6, 91).
¿Acaso Allah no reveló a David:
"Oh, David, di a los justos que en Mí se complazcan y que en Mi recuerdo encuentren la felicidad?" Quiera Allah que en El y en Su contento encontremos nuestro gozo tú y yo, y ojalá no nos ponga entre los descuidados, sino que, por Su gracia y generosidad, nos haga recorrer el camino de los justos.